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Mostrando entradas de noviembre, 2020

¿Búho o alondra?

Una vez, un doctor me preguntó si yo era un búho o una alondra. Me explicó el significado de cada uno de ellos y sin dudar, respondí que yo era una típica alondra. Fue una pregunta que me encantó.  Contenta con mi descubrimiento, empecé a hacer esta pregunta a cada hermana fraterna que vivía conmigo. Muchas que lean ésto se reirán acordándose de las distintas reacciones que tenían cuando les preguntaba. Años después, me vine a enterar que grupos científicos sí hacen esta clasificación. Que, por la hora de dormir, se clasifica a las personas en dos grandes categorías con estos mismos nombres. Son búhos quienes están muy lúcidos y despiertos en la noche y les cuesta madrugar. Sus mejores momentos de creatividad y productividad son en la noche .   Y las alondras ,  personas que no les cuesta madrugar y se levantan con mucha lucidez y energía. Ellas tienden a amanecer de buen ánimo. Algunos estamos más despiertos y lúcidos en las primeras horas del día y otros en las últimas.  Ninguna cate

El valor de las miniaturas…

  Era emocionante ver a mi mamá haciendo arreglos florales para participar en distintos concursos. Pero era más aún cuando los hacía en miniatura. Cuánto esfuerzo para hacerlo bien. Le exigía más concentración y mucho cuidado para cada objeto y cada flor. Era expresar toda la armonía que se ve a lo lejos en un arreglo de tamaño normal, en uno sumamente pequeño que requiere acercarse mucho para ver la belleza en cada uno de los pequeños detalles. Armar un arreglo así, implica tener una atención muy particular. Esa flor y hojas pequeñas, esas minúsculas ramas, tallos y adornos que se usan, requieren un cuidado especial pues son muy frágiles. Son arreglos que pueden demorar más en ser realizados y también más en ser observados por la cantidad de pequeños detalles que guardan y que podrían no ser notados si no se mira con especial atención. Arreglos muy pequeños pero que son tan valiosos como los normales y comunes… Guardando las grandes distancias, evoqué esta experiencia cuando meditaba

Las semillas de nuestra vida...

Cuando vi este zapallo por primera vez, recién cosechado del huerto de nuestra comunidad, me sorprendí mucho. Nunca vi un zapallo grande de ese color y con tanta pulpa por dentro. H asta me pareció bonito,  a sí que le tomé una foto… Siempre me ha parecido un hermoso regalo de Dios y una evidencia del tesoro de la vida, el ver cómo las semillas pueden crecer hasta ser grandes árboles, flores o frutos. Hoy que rezaba en la parábola de los talentos, me dieron ganas de agradecerle a Dios por tantos dones que nos regala. Tomé más conciencia que el recibir sus talentos no es algo para pasar por alto, es algo que siempre nos puede asombrar. Creo que se trata de saber acogerlos como dejando que siembre sus semillas en los surcos de nuestra vida... Meditaba que aquello que Dios nos da, simbolizado en el talento, puede tomarse de muchas maneras: como una “ obligación que Dios nos exige cumplir ”, como la ocasión de apropiarnos de lo suyo para ser más egoístas; o el recibir y valorar de corazón

Una luz de día y noche...

  Estos meses, tengo el regalo de estar en una de nuestras comunidades que está junto al mar. Muchas tardes me quedo sentada escuchando el sonido constante de las olas y mirando la puesta del sol. Me encanta y me asombra todo lo que ocurre entre las 5:30 y 6:00 de la tarde. De manera muy rápida, la luz se va yendo. Llega un momento que hasta el mismo sol puede verse de frente antes de ocultarse. Y poco a poco dejo de distinguir lo que está a mi alrededor. Sé que el mar está allí por su sonido, pero ya no le veo moverse. Pasan unos minutos más y todo se ha oscurecido. Pero me queda grabado el recuerdo y la alegría de sentir la presencia de Dios, porque la luz de su amor sigue latiendo en mi… Me acordé de esta experiencia, cuando leía el Evangelio de este domingo. Me quedé meditando en lo necesaria que es la luz para tantos aspectos de nuestra vida, sea la natural como esa espiritual que también buscamos.  Vivimos tiempos dolorosos y difíciles. Y puede ser fácil quedarnos más prendados e