Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2023

¿A qué le temo?

  Si vamos a cosas simples: sin dudar, yo a los ratones. ¡Es irracional! ....pero les tengo mucho miedo… Pero la pregunta necesaria, importante y sincera en este día, es sobre esos más hondos, que pueden marcar la forma de aproximarnos a la vida y también a la muerte… En el Evangelio de este domingo, Jesús nos alienta a qué sí y a qué no temer: “No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. … No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo”. Mt 10, 26-28 Y bueno, con sinceridad podríamos responderle: “… es que Señor, es muy fácil escucharlo o decirlo, pero difícil vivirlo”. (Aunque, también podría venirnos a la memoria esa muerte que Jesús decidió pasar por amor a nosotros). El miedo es muy humano, especialmente cuando puede ponerse en juego nuestra seguridad, nuestra vida y lo que más nos importa. Miedo a su

Los Regalos

               Qué lindo es dar un regalo. Esa libertad de ofrecer algo de valor interior para el otro, sin pedir nada a cambio. Darlo con cariño y con el entusiasmo de hacer feliz a la persona que amamos.            Me vino esta experiencia  al rezar el Evangelio tan rico de este domingo en el que Jesús luego de sentir compasión por una muchedumbre sin pastor, llamó a cada uno por su nombre para trabajar en la misión y con pedidos concretos para anunciarlo. Pautas que culminaron con esta frase clara e importante: “gratis lo recibisteis, dadlo gratis” Mt.10,9             Entonces me puse a buscar el significado de esta corta pero importante palabra “gratis”. Y decía: “sin cobrar “o “que no cuesta”. Palabra que se deriva del término latín “gratia”, que significa una gracia, un favor o una benevolencia.            Pero  luego, me llamó la atención la diferencia que encontré entre algo “gratuito” y algo “gratis”. Lo gratuito no tiene valor comercial o no cuesta, mientras que lo que

La vida es bella…

               ¡Sí, me alegra decirlo y estar segura que es realmente bella …!             Creo que siempre tenemos cosas maravillosas por las cuales darle gracias a Dios. Y que, a pesar de las pruebas y problemas, cada día nos ofrece una nueva oportunidad para ser felices.             Y además, que cada uno de nosotros, desde nuestra forma de ser, desde nuestra condición de vida y cultura, tenemos alguna forma particular de experimentar que siempre vale la pena vivir y gozar de este regalo...             Este domingo que celebramos el Corpus Christi, Dios me dio la gracia de abrir un poco más los ojos del corazón para darle gracias por mi vida, y por tenerlo a Él como una verdadera garantía de poder alcanzar la verdadera felicidad que todos anhelamos.             Ante unas lecturas tan bonitas y un Evangelio tan profundo sobre el Pan de Vida, me quedó sencillamente resonando una sola frase:             “…el que me coma vivirá por mi” Jn 6, 57             Me preguntaba y

El misterio de un encuentro...

  Hay experiencias en la historia de nuestras vidas que nos levantan y remecen el espíritu. Esas que nos dan razones para vivir y esforzarnos más y más. Esas que se quedan grabadas y evocan un misterio hondo por dentro. Esas que nos llenan de gozo y gratitud el corazón. Para mí, una de las más importantes es la del encuentro. Cuando tengo la bendición de poder ver y percibir otro corazón, cuando a través de un diálogo, de alguna actitud, de la oración, de alguna respuesta me puedo topar con la grandeza y dignidad del otro, es como que contemplo ese sello y dignidad que le hace único. Es como una experiencia sagrada, porque tengo el privilegio de descubrir el mismo Dios sembrado en su corazón, porque allí está, allí habita. Un encuentro que evoca el espíritu de Dios que también habita en mí. Encuentro con personas que amo muchísimo, personas que conozco por primera vez, aquellas con las que me reencuentro, aquellas que pasan necesidad y sufren. Y en todas, si abro los ojos del espír