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Mostrando entradas de noviembre, 2023

El camino del Rey

  Pensar en un rey de los de épocas antiguas nos puede remitir a respeto y admiración por su ejemplaridad o la conciencia a serlo. Hoy, hasta puede sonar a cuentos infantiles o tener una connotación absurda. Sin embargo, sé de Alguien que nunca deja de ser un buen y verdadero Rey, porque nunca dejará de ser la mejor referencia de Amor y entrega incondicional.  Este Rey que siendo Dios y siendo todopoderoso, se hizo tan débil y pequeño para quedarse muy cerca a tu corazón y al mío. Jesús se nos presenta en este último domingo del año litúrgico de la Iglesia como Un Rey que nos ofrece la mejor invitación: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”  Mt 25,34 Rey justo, que nos regala un camino y la única medida que nos hará felices. La mejor bendición cuando elegimos la mejor vida: el amor. Amor hecho servicio y entrega en obras de misericordia. Pero hoy te invito a ir un poquito más allá de un camino con

¿Cuánto vale 1 talento?

  Valía lo equivalente a 6,000 días de trabajo o 34 kg de plata. Era muchísimo dinero. Historia la de este domingo, en la que el buen señor confiando en sus siervos, les deja mucho dinero. Una historia análoga a lo que vivimos, pero que no tiene punto de comparación con lo recibido de nuestro Señor. No es dinero, aunque un poco también. Son tantos regalos recibidos, que además no se pueden comprar porque valen más que los días de la eternidad… Rezando un poco, empecé a escribir ingenuamente una lista de tantos regalos recibidos por Él. Regalos que tú también has recibido y que no se limita a lo que muchas veces hemos aprendido en esta parábola sobre nuestras cualidades y dones. Ellos son también invalorables, pero hay muchísimo más. Tantos como la propia vida, la salud, la capacidad de amar, el ser conscientes, la libertad, la bondad, la verdad, la belleza, la presencia de Dios en nuestras vidas, el amor recibido de los demás, nuestra familia, nuestros amigos, la necesaria fuerza

La lámpara de nuestra vida...

  Esperar con una lámpara encendida.  ¿Para quién o para qué? Una lámpara alumbra el lugar para el otro, favoreciendo que encuentre el dónde y el cómo. Ofrece calidez, para que se sepa acogido y permanezca con nosotros. Es aquella que encendida grita: “Aquí estoy”, “Este es el lugar del encuentro”, “Ven”, “Te espero”, “Te quiero” … Pero es una lámpara encendida también para mi bien, aquella que acerco a mis ojos en la noche para asegurar el camino, y garantiza llegar al lugar anhelado y la persona correcta. Lámpara que me garantiza no vivir en confusión, ilusión o engaño. La que me recuerda que, aunque todo quede oscuro, hay una luz fiel, una fuerza real y ese amor que no se apaga. Una lámpara para el otro, para mi y para todos... Y por ello, el aceite de dentro no se negocia, no se diluye, no se desperdicia o despilfarra. Ese combustible ha de estar hecho con el mejor aceite, para que se mantenga la llama  viva , y de la mejor manera posible. Un buen aceite de calidad:

Mirar la pelota...

  Me encantaba entrenar tennis de adolescente y esforzarme mucho. Pero cuando venía un campeonato, todo era más difícil. Era como si mi mente se dividiera en 2: una parte seguía jugando, y otra pensando en los que estaban allí mirando. Un día, en un partido importante, mi entrenadora me dijo algo muy sencillo e importante: “No mires al contrincante o la gente, sólo mira la pelota que viene, y da lo mejor”. El consejo me ubicó, y la concentración en el juego fue mucho mejor. Disfruté del partido y en el mismo lugar, con la misma raqueta y las mismas zapatillas, dejó de ser un juego tenso, para entregarme contenta y dar lo mejor de mí. Al rezar el Evangelio de este domingo, me vino este recuerdo. Me hizo pensar en aquello que Jesús vio en los fariseos, y aquello que nos anima a vivir. “Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en l