Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2022

Un árbol bueno

  Esta semana tuve la oportunidad de conocer y maravillarme con este árbol que les comparto en la foto. Es del siglo XVII. Imponente por el tamaño, el grosor de sus ramas y por estar tan lleno de vida luego de tantos siglos. Está en medio de un inmenso lugar dejando cualquier otra palmeras o árbol como pequeño e incomparable. No sé si me impresionó más el ancho del tronco central, las raíces profundas que no se ven, pero se saben, o la sombra que ofrece. Pero esa tarde me transmitió mucha paz al verlo junto al atardecer del sol. E inmediatamente me llevó a la analogía de querer tener esa vida sólida de quien tiene hondas raíces y consistencia personal. Y entonces al rezar el Evangelio de este domingo me detuve particularmente en lo que justamente el Señor nos dice sobre los frutos de los árboles. "Cada árbol se conoce por su fruto: no se cosechan higos de los espinos, ni se recogen uvas de las zarzas" Lc 6,44 Me hice un ejercicio interior que me ayudó mucho. Los animo

Dejarnos abrazar

  Ese día Miranda de forma exaltada gritaba frente a su mejor amiga acusando la injusticia de otros. Lo hacía de forma descontrolada. Ya no escuchaba a su alrededor, ni era capaz de mirar a quien tenía al frente. Sólo expresaba esa amargura y resentimiento que tenía dentro y que evocó muchas otras. Es como si se hubiera destapado tantas decepciones y dolores vividas a lo largo de los años. Su mejor amiga sin asustarse, no dejó de mirarla con serenidad y hablarle con cariño. Sabía quién era ella más allá de ese momento. Y apenas vio la oportunidad, la tomó desprevenida con un abrazo muy fuerte. Miranda reaccionó con un golpe y un grito. “Suéltame… ¿qué ocurre?”, dijo. Pero Karina, su buena amiga, no dudó en abrazarla más fuerte aún con amor y paciencia. Y entonces Miranda rompió en llantos. Soltó lágrimas y sollozos como de niña. Se sentó con la carita agachada y confundida. Levantó la mirada y empezó a hablar sin parar. Evocó lo que había en lo más profundo de su corazón. Esa tar

Verdad que cuesta y libera

Sí, creo que ésto es lo que Dios nos dice muchas veces de una u otra manera. Palabras vivas y actuales en todo momento que nos hacen más libres y felices. Palabras verdaderas que cuestan, pero que liberan. Y lo pensaba cuando veo una vez más a Jesús llegando a nuestras vidas para decirnos y ofrecernos lo que necesitamos, y no lo que quisiéramos escuchar. Y es que en el Evangelio de este domingo, le vemos dando un discurso que es todo lo contrario a palabras bonitas y suaves. Dijo palabras que fueron directamente al corazón como lo hacen aquellos verdaderos amigos que nos dicen la verdad porque nos aman. Palabras que les hicieron sentirse comprendidos también porque categorizaban lo que todos hemos vivido, vivimos o viviremos. Aquello que nos cuesta vivir. Situaciones que están escondidas y guardadas en la memoria y el corazón. Historias de hambres, pobrezas, rechazos o llantos de muchos tipos pero que son parte de toda realidad humana. Les habló ese día de estas situaciones que

Una historia como la nuestra...

  Esta es una de mis historias favoritas. La he meditado y contemplado muchas veces y siempre el Señor me sorprende con algo nuevo. Me identifico con mi amigo San Pedro y creo que tú también puedes hacerlo. Un hombre apasionado por su labor y trabajo, con una familia y amigos con quien compartir. Tuvo el regalo de ir conociendo poco a poco al mismo Cristo quien le llamó a ser su apóstol. Alguien que al igual que nosotros pasó por experiencias particulares como la de esta historia. Toda una noche pescando sin resultados. Un experto que no tiene la garantía de controlar el mar ni los peces. No debió ser la primera vez en que este oficio le llevó a sentir que el esfuerzo fuese sin frutos. Algo semejante a lo que vivimos cuando unas veces va bien y otras no. Pero sea de una u otra manera, Simón al igual que nosotros, mantenemos ese deseo de algo y Alguien que no se vaya de nuestro lado para darnos una verdadera seguridad. Pesca necesitada de amor, de poder ser útiles y buenos, de logra