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Mostrando entradas de julio, 2023

El que ve la diferencia...

               Qué actual y común me parece lo que hoy Jesús nos enseña en esta primera parábola del Evangelio. Quién de nosotros podría decir que la experiencia de la cizaña no le ha rodeado de una u otra manera. Frase tan usada para hablar de aquellas situaciones en las que personas o pensamientos propios nos pueden llevar a la desconfianza, al negativismo o desesperanza.             Y me conmovió en esta parábola algo en particular que Él nos enseña. Subrayaré unas oraciones y les explico:             En aquel tiempo, Jesús propuso a las gentes otra parábola, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que  sembró buena semilla en su campo . Pero,  mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo , y se fue.              Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: ‘Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?’. Él les contestó:

Dormilona...

  Es una planta que me encantó desde que me la regalaron. Se llama Gazania, más conocida como “dormilona”. Tiene la particularidad de abrir sus flores de día y cerrarse de noche. Ella se abren ante la luz intensa, tan así que cuando es un día no tan soleado, se abre muy poco. Y es impresionante cómo puedo verla toda cerrada y de pronto en pocas horas toda abierta y con un color tan nítido como la ven en esta foto. Y viéndolo así, creo que es todo lo contrario a una planta floja o "dormilona" ¿No creen? Pero hay algunas exigencias que me pide. Una de ellas es que consume mucha agua, es sedienta, por lo cual no puedo dejar de regarla ni un solo día. Y por otro lado, pide estar ubicada en un lugar expuesto al sol. Pero si le cumplo, crece de una manera impresionante, e incluso aparecen nuevos tallos de flores con muchísima facilidad. Una planta que me ayuda a recordar cómo hemos de ser ante la presencia y la Palabra de Dios. Por eso, este domingo en que Jesús nos habla de la

La grandeza de ser pequeño...

  Gran y sabia paradoja. Ésta de encontrar la riqueza de ser pequeños para encontrar verdaderas grandezas. Podríamos describir un poco este misterio desde la realidad física de la pequeña estatura, y llegar también a bellas comparaciones… Los pequeños, por ejemplo, se encuentran a poca distancia del suelo, pisando tierra más fácilmente. Y a la vez, están acostumbrados a mirar lo que les rodea con los ojos elevados al cielo. Se saben     más débiles, con menos físico que los demás, viéndo a los demás más grandes, más fuertes o con más resistencia. Y por ello pueden admirar con espontaneidad a los otros, reconciendo con naturalidad que necesita de los demás, para que les alcancen las cosas de lo alto o para ayudarles a ver mejor. Los pequeños pueden sentirse menores en edad, en experiencia o sabiduría. Pueden saberse hasta más torpes o menos capaces. Y tienen como un deseo más nítido por crecer, por ser mejores cada día, porque saben que aún les falta para estar a la altura neces

Quiero ser como Tú…

  Tenía como 8 años, y no había nada que pudiera distraerlo. Es como si memorizara con su mirada los gestos, las palabras y el volumen de su voz. Y tomando un poco de distancia, vi que hasta tenía una forma de estar de pie que era exactamente igual. Toda su atención y mirada puesta sobre él, sobre su papá... Me quedé muy conmovida, y me puse a pensar en el misterio y privilegio de ser un padre que busque ser imitado y admirado por su propio hijo. Creo que seamos pequeños o grandes, todos queremos imitar y vivir como aquella persona que tanto admiramos y amamos. Y buscamos entonces encarnar sus virtudes, sus buenos hábitos, esos buenos sentimientos o esas grandiosas ideas… Y me vino esta escena del niño cuando quise describir lo que Dios me habló hoy al rezar el Evangelio de este domingo. Dice varias verdades importantes, pero me quedé en una parte que más de una vez pudo ser incomprensible o parecer ilógica: “El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de