Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2021

Este cofre...

  Tengo un cofre muy especial, regalo de mi abuelita. Hecho con paciencia y cariño al armar como rompecabezas cáscaras de huevo pegadas sobre madera. Desde hace mucho tiempo lo tengo en mi oratorio con reliquias de santos y algún otro símbolo muy importante de mi vida. Y estos días, la figura de Jesús puesto sobre un pesebre, y sobre pajas me ha resonado mucho. Entonces me vino la idea de dejar mi Niño Jesús reposando sobre este baúl abierto, para que simbólicamente las pajitas sean estos hombres y mujeres santos que amaron tanto a Dios y pasaron tantas Navidades junto a Él. Y ver a Jesús naciendo sobre este “pesebre de santos”, no me hizo cambiar la figura del pesebre de Navidad, sino que me llevó a pensar que así quiero vivir cada día y no sólo cada Navidad.  M e venía al corazón la figura de ser como las pajitas del pesebre. Tan frágiles y débiles que acogen y reciben a Dios recién nacido. Y que al igual que estos santos, podemos crecer poco a poco y cada día para acogerlo y

No hay temor en el amor...

  Te animo a pensar en esa persona por quien estarías dispuesto a arriesgarlo todo. Por quien no mides tiempo, cansancio ni renuncias. Por quien estas dispuesto a vencer los miedos más grandes o los peligros más inminentes. Quien te anima a levantarte cada día. Y por quien darías la propia vida… Qué bendición poder amar mucho a alguien o algunos así … Y es que el amor es definitivamente un misterio, y la fuerza más grande que puede movilizar y remover el corazón humano de forma sorprendente. Hoy rezando el Evangelio de este domingo, Dios me invitó a tomar conciencia del poder del amor. Y me encontré con el ejemplo maravilloso de María, la mujer del Adviento y de la Navidad. Ella que antes de ser madre, fue hija y una verdadera amiga aprendiendo a entregarse y arriesgarse por los suyos, viviendo el servicio con quien lo necesitaba, como se relata en este maravilloso encuentro con su prima anciana y en el sexto mes de embarazo. Y si alguno no es muy cercano a ella, los animo a ac

Lo que no se esconde...

  Ya casi dos años usando mascarillas. Y hoy confirmo una vez más algo muy sencillo pero cierto: que una sonrisa no se esconde detrás de ellas. La sonrisa y la alegría se refleja en muchos otros detalles que hablan por sí solos. Y cuando es verdadera, es contagiosa y no se esconde… Pero también estoy segura que tú y yo no queremos contentarnos con vivir de alegrías pasajeras, cortas o superficiales. Puede ser algo sano y útil para unas horas o circunstancias, pero sería muy triste vivir solo para esas que son más fáciles y cómodas, dejando de lado las que vienen de algo más profundo e importante que no se agota en ideas y emociones. Tu y yo hemos nacido para vivir una alegría auténtica que sea el reflejo de una auténtica felicidad… Este 3er domingo de Adviento es llamado el “domingo de la alegría”, para ayudarnos a comprender mejor el don y regalo de la Salvación que puede transformar nuestra tristeza en gozo y nuestros temores en júbilo eterno. Hoy al rezar sobre esta autént

Encontrarnos...

  Estos días me puse a pensar qué bonito es este entusiasmo y alegría que brota en el corazón cuando vamos a vernos con aquella persona que queremos tanto. Esa especie de emoción que nos mantiene más despiertos y motivados por avanzar en el día, que nos anima a despertarnos con buena disposición en la mañana, aunque estemos muy cansados, ese mirar el reloj más seguido que de costumbre, esos recuerdos que evocan en la memoria sobre momentos inolvidables que hemos vivido juntos e incluso el buscar fotos u objetos significativos. Tal vez los nuestros ya se ríen porque saben de memoria que nos vamos a encontrar con esa persona por haberlo repetido varias veces. Signos externos o internos que muestran el verdadero cariño y lo importante que es para nuestras vidas.   Espero que todos hayamos tenido esta experiencia en más de una ocasión. Una experiencia que traspasa las fronteras psicológicas o sociales; es algo más interior que toca dimensiones espirituales y fibras más profundas. Me maravi

El futuro que no falla...

    “Quien no aprendió con la Pandemia no entendió nada”. Con esa frase se despidió luego de un día difícil y exigente. Vive semanas muy complicadas, pensando por momentos que le toca vivir demasiado. Más de una vez tentada a no continuar con los retos que le toca. Y con todo este difícil panorama, hace dos noches me buscó para contarme que estaba muy agradecida y que poco a poco las cosas iban caminando. Que valió la pena tanto esfuerzo, confiando en Dios una vez más. Un lindo encuentro, concluyendo juntas que la verdadera esperanza y madurez se vive en esos momentos, cuando no nos quedamos prendados de las emociones ni de los posibles negativismos. Y al iniciar este tiempo de Adviento, preparación para la Navidad, leo este Evangelio que me evocó esta experiencia que les comparto, que creo que a todos puede sernos familiar de una u otra manera. Creo efectivamente que la Pandemia ha evidenciado qué es lo más y lo menos importante. Qué necesita permanecer y de qué sí podemos p

¿Confiar?

  Qué hermoso es confiar, maravilloso poner así como esta imagen nuestro corazón en manos de alguien. Y sin embargo, es una virtud cada vez más dañada. Deseada por todos, pero cada vez menos vivida por la cizaña de la ambición. Confianza tan humanamente necesaria, pero tan humanamente herida. ¿Quién puede decir que no desea sentirse seguro, sin pasar peligro y daño? Deseo de dormir tranquilos por esa sensación de paz, porque hay alguien fuerte y bueno que vela por nosotros, garantizando el bien de nuestros pasos y caminos. Qué natural es este anhelo de vivir seguros, con la certeza de que vamos por la mejor ruta, de tomar las mejores decisiones. Seguridad al caminar, porque vamos de la mano de Alguien más fuerte que nosotros que nos guía y no nos falla.  Hoy que rezaba sobre la cita de esta Solemnidad de Cristo Rey del Universo, me sonó mucho lo que Jesús le dijo a Pilato: “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no

Lo que no se va...

      Cada vez se acuerda menos y su memoria es más frágil. Cada vez más cansada y limitada. Pero cada vez crece esa dulzura y ternura que le agranda una alegría especial. Cada vez me conmuevo más de esa serenidad mezclada con esas travesuras de niña. Muchas veces no se acuerda cómo me llamó y qué parentesco tenemos. Pero cuando nos vemos y nos encontramos, el amor traspasa cualquier barrera lógica y oficial. Recibo de ella esos abrazos y muestras de cariño que siguen alimentando mi corazón porque su espíritu y el mío se siguen encontrando y creciendo cada vez más. Una buena amiga me preguntó, qué era lo que me mantenía firme para que no me gane la pena por verla así. Y pude categorizar mejor que este encuentro no depende de capacidades humanas, de inteligencias fuertes o pobres, que no va al ritmo de conocimientos o sabidurías. Esto que vivimos es un misterio muy fuerte y hondamente simple que se llama amor. Ese amor que no le destruye ninguna enfermedad o limitación. El que permite