Te animo a pensar en esa persona por quien estarías dispuesto a arriesgarlo todo. Por quien no mides tiempo, cansancio ni renuncias. Por quien estas dispuesto a vencer los miedos más grandes o los peligros más inminentes. Quien te anima a levantarte cada día. Y por quien darías la propia vida…
Qué bendición poder amar mucho
a alguien o algunos así …
Y es que el amor es
definitivamente un misterio, y la fuerza más grande que puede movilizar y
remover el corazón humano de forma sorprendente.
Hoy rezando el Evangelio de
este domingo, Dios me invitó a tomar conciencia del poder del amor. Y me
encontré con el ejemplo maravilloso de María, la mujer del Adviento y de la Navidad.
Ella que antes de ser madre, fue hija y una verdadera amiga aprendiendo a entregarse y arriesgarse
por los suyos, viviendo el servicio con quien lo necesitaba, como se relata en
este maravilloso encuentro con su prima anciana y en el sexto mes de embarazo.
Y si alguno no es muy cercano a
ella, los animo a acercarse un poco en este día para verla como un verdadero modelo
de generosidad y de este amor que quisiéramos mostrar por los nuestros. Una
mujer que nos puede enseñar a vivir de verdad la Navidad.
¡Que espíritu tan libre, tan
joven y generoso!
A quien las metas nunca le parecen inalcanzables, pues cree
plenamente en Dios y sus fuerzas.
Una mujer que sólo se entiende desde el amor, buscando vivirlo de forma tan concreta e inmediata.
Amor concreto e inmediato con ese servicio pronto, que al saber del embarazo de su prima, no duda en enrumbar un viaje de 150 kilómetros, 5 días de camino, aunque sea peligroso.
Servicio generoso que no busca excusas por
el cansancio, el calor ni su propio embarazo.
Mujer de un servicio silente y humilde,
que prefiere ayudar antes que ser asistida. Que no hace aspavientos por sus sacrificios. Y que no se siente superior a los demás, sino una sierva de Dios,
que es madre del que se hizo Siervo por nosotros.
Mujer con un servicio que a medida que crece, hace brillar más la presencia de Dios. Que no desperdicia la gracia y los
dones recibidos. Que más bien los comparte y entrega con alegría, porque sabe que todo le
fue dado.
Mujer con un amor acogido y
expresado de tal manera, que hizo de cada encuentro algo hondo, auténtico y grandioso, como el de entre estas dos mujeres de Dios.
Mujer
del verdadero gozo y la
verdadera paz que le llevó a Isabel a decir estas palabras:
«¡Feliz
la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del
Señor!» (Lc 1, 45).
Dichosa tu María, quien nos
enseñas cómo son los verdaderos viajes de amor y esperanza, éstos para llegar pronto a las largas distancias de esos
corazones solitarios, heridos y hambrientos de amor.
Dichosa tu María, quien nos
enseñas que se camina con un equipaje vacío materialmente pero lleno de gozo y
esperanza, de sueños e ilusiones. Equipaje lleno de recuerdos, de signos
divinos, de gratitud y compromisos de amar cada vez más y mejor.
Dichosa tu Madre quien me
enseñas cómo un corazón lleno de Dios y de su amor, es el que sí puede ayudar a transformar corazones, descubrir esperanzas y confiar en medio
de la oscuridad.
Dichosa Luna, que me reflejas al
Sol de Justicia.
Dichosa tú Madre buena, que me
enseñas a ver tantas Isabeles en el mundo que me rodea, y me animas a tomar fuerzas
desde la centralidad de Dios en mi vida, desde la confianza plena en Él, desde
la esperanza que no falla, desde el amor infinito que puede encarnarse en mi
vida cuando lo acojo en esos momentos sencillos y constantes.
Tú eres la mujer bendita, el
mejor modelo de esperanza y confianza, la mejor Madre, la mejor cristiana, la
que mejor puede enseñarme a ser toda de Dios.
Hoy Madre te pido en esta
última semana antes de Navidad que pueda parecerme un poquito a ti, que pueda amar
más desde el servicio concreto como tú lo haces. Pues así Él puede habitar más en mi.
Madre, y si cada luz y cada adorno de Navidad de nuestro árbol y de nuestra casa representaran cada alegría, cada servicio y cada gratitud de su amor en mi vida, ayúdame a que cada día mi vida pueda llenarse de ellas, para estar más llena de su luz y pueda llevarla a los demás.
Madre, gracias por tu ejemplo de gozo y amor incondicional.
Intercede para que no haya nadie en este mundo que tenga miedo a amar. Porque tener miedo a amar, es tener miedo a ser feliz.
Amén
Lc
1, 39-45
______
Les comparto una
canción que compusimos las fraternas hace muchos años que habla de la espera y
la alegría de María en este tiempo. Les dejo la letra por si quieren cantarla.
Y también les comparto un pedazo de la película María de Nazareth en el que se
ve el encuentro de María con su prima Isabel.
https://drive.google.com/file/d/1GTVOqZ_I0xiPdER1yb9fq2XuzLRbm22I/view?usp=sharing
LA
ALEGRÍA DE ESPERAR
¿Quién podrá abrazar la alegría de esperar?
Un humano arrullo dar y acunar la eternidad
¿Quién podrá abrazar la alegría de esperar?
¿de dónde vendrá tan dulce mirar?
La fineza de su amar, de sus ojos el brillar
reflejan el cielo, en su inmensidad
¿qué será?
Parece que el sol en su vientre está.
LA HUMILDAD AL ACOGER
PUES MARÍA LA MUJER
CUAL AURORA DEJA VER
AL NIÑO QUE HA DE NACER (2V)
pues la caridad no se hace esperar.
Y a su paso virginal, flores blancas crecen ya
viéndola pasar, parecen cantar.
¿Qué será?
La más bella flor pronto brotará.
Sus promesas Dios pronto cumplirá
El amor responde ya, la alegría brillará.
María nos da fuerza al esperar
¿Quién será?
El Niño Jesús pronto nacerá.
LA HUMILDAD AL ACOGER
PUES MARÍA, LA MUJER
CUAL AURORA DEJA VER
AL NIÑO QUE HA DE NACER
CON MARÍA, LA MUJER
YO TAMBIÉN QUIERO ACOGER
AL NIÑO QUE HA NACER (2V)
https://www.youtube.com/watch?v=FDkiS3_3ToE
Nadie como nuestra Santa Madre María, ni con mi vida entera podría retribuirle su bondad y cuidados. Tiempo bendecido que nos comparte mostrándonos los pasajes de su vida sencilla y llena del amor de Dios. Gracias!! Por compartir tan valiosa reflexión.
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