Había un piano en mi casa. Y desde niña, tengo un vivo recuerdo con mi mamá. Tocaba y me entonaba una canción, que aprendí a cantarla con ella. La letra decía así: “Cuando yo era chiquitita, dije a mi madre ¿Qué habré de ser? ¿Seré bonita? ¿Seré feliz? Y ella me dijo así… QUE SERÁ SERÁ, SERÁ LO QUE HABRÁ DE SER, EL FUTURO NO PUEDES VER, QUÉ SERÁ SERÁ…” Me emocionaba mucho al preguntarme cómo sería yo cuando sea mayor… Han pasado más de 50 años, y aun cuando la veo, recuerdo esa honda y tierna experiencia que aún albergo en mi corazón. Más de una vez hemos soñado, reflexionado y reído juntas por muchas cosas. Hoy reconozco con gratitud que somos madre e hija, y somos a la vez dos grandes amigas… Ella ha envejecido conservando siempre su ternura, su linda sonrisa, sus ocurrencias tan inteligentes y esa mirada que atraviesa el alma cuando aún sin recordar del todo quién soy, me mira con tanto amor y dulzura. Hoy te quiero decir querida mamá, que tengo respuesta
Todos tenemos experiencias cotidianas que nos llenan de asombro y nos llevan a encontrarnos con la presencia de Dios en nuestra vida. Quiero compartirles mis propias experiencias sencillas y reales, que puedan animarles a descubrir las que están a su alrededor...