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Mostrando entradas de mayo, 2023

Sobrepasados

  Han pasado 50 días de esta fiesta en la Iglesia que nos puede llenar de tanta esperanza. Tiempo para haber dado gracias a Dios por este amor, tan humilde, tan real, tan concreto, tan cercano, tan solidario, tan suyo…     Tiempo para creer que el dolor, la muerte y el pecado nunca tiene la última palabra. Tiempo para llenarnos de alegría porque hemos puesto nuestra confianza en un Dios tan personal que no deja de estar a nuestro lado, no deja de buscarnos y esperarnos para ser felices.     Pentecostés es una ocasión para reconocer que el AMOR que tiene el rostro de Cristo, tiene también una fuerza y una persona concreta a quien podemos dejar que entre a lo más hondo de nuestro espíritu. Es una fiesta para reconocer que hemos nacido para que todo pueda ser vivido, comprendido y gozado desde la categoría del AMOR… Algo que no es sólo teoría, sino que se hace concreto en lo cotidiano del día a día.     Amor que se percibe en toda ocasión y circunstancia que nos toca vivir. Amor que crece

Las dos caras de la moneda

  Es una figura muy usada, pero muy gráfica. Usada para tantos tipos de temas, de preguntas y situaciones. Una sola realidad, con dos verdades que se complementan. Figura, que me ayudó a categorizar la fórmula auténtica para amar, entregarnos y servir. Figura para recordar que la misión en nuestra vida necesita ir de la mano con las fuerzas necesarias. Y luego de rezar este Evangelio de la Aseción de Jesús, fue esa doble realidad la que le he agradecido.  Porque luego de 40 días resucitado, en el que se despide no solamente consolándolos y animándolos, sino que lo hace con un llamado (un lado de la moneda), unido a una promesa (la otra cara). Un llamado a bautizar a las gente, a anunciarle por todo el mundo. Una promesa: que estará con nosotros todos los días, hasta el fin. Démosle gracia a Dios este domingo, porque se va al cielo a abrirnos nuestra morada, una para cada uno de nosotros, pero también porque se queda con nosotros, dándonos la fuerza y amor necesarios para anun

La oración de una madre...

  Ver una imagen así, puesta de rodillas y dispuesta a cualquier sacrificio por la felicidad de un hijo, es un verdadero misterio de amor. Dios me ha invitado el día de hoy a darle gracias por la bendición de una madre. Me invitó a tomar conciencia que en ellas podemos tomar el ejemplo de lo que es acoger el amor de Dios, para darlo a los demás. L o que es estar unidos al Espíritu de amor para amar de una manera más plena.   Tantas historias escondidas y sabidas de madres que lograron cosas imposibles con la fuerza de su oración y sacrificio. Madres que saben bien que son débiles humanamente, pero que son poderosas cuando unen su amor con la fuerza y el poder de Dios, Aquel que sí es capaz de alcanzar y lograr grandes milagros. Creo que ver a una madre orando con fe y confianza es algo sagrado, es contemplar el misterio del Espíritu obrando maravillas. Porque si sabemos que orar es ese encuentro vivo con Dios, en el que no soy sólo yo la que reza, sino que lo hago unida al Espí

Mi morada

                Creo que todos de una u otra manera hemos experimentado tener corazones “turbados” como los describe Jesús este domingo. Corazones con incertidumbres, angustias, temores, decepciones, dudas, soledades o preocupaciones.             Y creo además que una de las raíces más importantes es cuando no se tiene algo verdaderamente seguro para apoyarnos. Y el corazón humano no sólo requiere de algo, sino de ALGUIEN estable y permanente que nos ofrezca un amor y seguridad eterna.             Creo que, por eso, el inicio de esta lectura me conmueve mucho, porque sabiendo esta realidad te ofreces Jesús, para creer en ti y para darnos una gran promesa, Una tan personal y cercana: que puede aliviar las angustias y ansiedades:   irás a una de las moradas del Padre para prepararla y estar con nosotros.             Entonces me resonaban varias preguntas: ¿Cómo así que prepararla? ¿Es que cada una es pensada en cada uno? ¿Es que harás una especial para mí: con mis códigos,