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Una luz de día y noche...

 

Estos meses, tengo el regalo de estar en una de nuestras comunidades que está junto al mar. Muchas tardes me quedo sentada escuchando el sonido constante de las olas y mirando la puesta del sol. Me encanta y me asombra todo lo que ocurre entre las 5:30 y 6:00 de la tarde. De manera muy rápida, la luz se va yendo. Llega un momento que hasta el mismo sol puede verse de frente antes de ocultarse. Y poco a poco dejo de distinguir lo que está a mi alrededor. Sé que el mar está allí por su sonido, pero ya no le veo moverse. Pasan unos minutos más y todo se ha oscurecido. Pero me queda grabado el recuerdo y la alegría de sentir la presencia de Dios, porque la luz de su amor sigue latiendo en mi…

Me acordé de esta experiencia, cuando leía el Evangelio de este domingo. Me quedé meditando en lo necesaria que es la luz para tantos aspectos de nuestra vida, sea la natural como esa espiritual que también buscamos. 

Vivimos tiempos dolorosos y difíciles. Y puede ser fácil quedarnos más prendados en la oscuridad que en la luz. Pero cuando hay confianza en alguien más poderoso, las cosas pueden verse de otra manera y la esperanza puede iluminar nuestra vida.

Hoy me quedé pensando cómo la luz puede ayudar de formas muy concretas y sencillas el encuentro con aquellas personas que queremos, estos encuentros que alegran nuestra vida.

Cuando hay luz, puedo buscar a esa persona que quiero y ver con claridad su mirada, su sonrisa, los gestos y tantos detalles que reflejan su manera de ser y de comunicarse. Y entonces puedo conocerla y quererla más.

Y cuando hay luz, también yo puedo mostrarme mejor. Dejo que aquella persona entienda bien lo que quiero decir con mi sonrisa y con aquellas expresiones que reflejan mejor lo que mis palabras no llegan a decir.

Si pensamos en nuestra relación con Dios, vemos que con su luz también podemos conocerlo mejor. Qué importante y necesario dejarnos iluminar para encontrarnos con Aquel que amamos y Aquel que nos ha amado primero.

Al leer el Evangelio vemos que las doncellas de la parábola recibieron una lámpara, y nosotros también. Por ello, todos tenemos la invitación de tenerla iluminada para encontrar el rostro de Dios, ver nuestra vida con claridad y para ofrecer esta luz a los demás.

Quien sinceramente anhela encontrarse con Dios, no ahorra esfuerzos para mantener esta lámpara prendida y con una llama viva. 

Mi vida consagrada siempre me mueve a este encuentro. Tengo la gracia de estar cada vez más enamorada de Dios. Pero creo de verdad, que todo ser humano desde su estado de vida, necesita también del amor de Dios. Hay un deseo de infinito que ningún amor humano puede satisfacerlo. Por ello acojamos todos el llamado de mantener prendida la lámpara de nuestro espíritu.

Todos necesitamos de Aquel que se hizo Hombre y vino a nuestro mundo para ilumnarlo y llenarlo de vida, con Aquel que es la Luz del mundo.


Encontrémonos con Dios, que tiene su lámpara encendida, esperándonos día y noche a que le busquemos con nuestras preguntas o nuestros reclamos.

Encontrémonos con Dios que tiene su lámpara encendida con el aceite bendito de la Eucaristía. 

Encontrémonos con Dios que tiene su lámpara encendida, iluminándonos el corazón con sus palabras escritas en la Biblia. 

Encontrémonos con Dios que tiene su lámpara encendida para seguir tocando la puerta de nuestro corazón, porque quiere entrar hasta el fondo de nuestra alma e iluminarla para sanarnos y consolarnos.

Encontrémonos con Dios que tiene su lámpara encendida porque es el único que puede encender la nuestra...

Me pregunto entonces: 

¿Qué hacer para mantener mi lámpara encendida aún en momentos de oscuridad o de fuertes vientos?

Y me vienen entonces muchas ideas y medios. Pero el Señor me invita a ir más allá de las formas o métodos.

Hoy Señor me recuerdas qué es lo más importante para lograrlo: buscar tu luz y tu lámpara antes que la mía. 

Me invitas a querer estar contigo, permanecer a tu lado, dejarme amar por ti. 

Me invitas a dejar todo lo accesorio para mirar desde la luz de tu lámpara y alimentarla con el aceite de tu vida.

Sólo así se mantendrá esa luz fuerte y viva que nos das. 

Sólo con tu aceite, la llama de mi espíritu no se apagará a pesar de las pruebas, de los vientos fuertes o de las noches más oscuras.

Sólo a tu lado, mi lámpara estará llena de aceite y lista para brillar como Tú me hiciste y como tanto anhela mi corazón.

Sólo con tu luz, tu aceite y permaneciendo a tu lado, podré alumbrar ofreciendo luz y esperanza en este mundo. 


Mt 25,1-13

Recuérdame Señor por favor

el volumen, la fuerza y el vértigo que vivo

cuando me dices de tantas formas

que me amas, que me esperas

y que de mi lado no te vas.


Recuérdame Señor por favor 

de estas certezas reveladas

que iluminan mi vida

y alegran mis sueños,

pues sólo con tu luz y tu fuego

es que puedo volar a donde quieras

puedo vivir lo que me pidas

y puedo morir contigo

cuando mi pecho explote

de tanto amor indescriptible,

éste que sólo Tú puedes dar

este divino regalo que ofreces

a esta débil mujer y niña

que busca tu rostro y tu presencia

en la luz del amanecer

y en el brillo oculto de la noche.

Amén

Comentarios

  1. Hermoso..... Luz eterna para todos nosotros.... Amén

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  2. Querida Magali : gracias por tu lindo, vivencial, y motivador compartir que me ayuda a reflexionar y me invita también a mirar dentro de mí y a pesar de las dificultades me llena de esperanza e ilumina con Su Luz Divina!

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  3. Querida Magali : gracias por tu lindo, vivencial, y motivador compartir que me ayuda a reflexionar y me invita también a mirar dentro de mí y a pesar de las dificultades me llena de esperanza e ilumina con Su Luz Divina!

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