Hay algo que pasa en el misterio del corazón humano cuando estamos contentos con lo que vivimos pero descubrimos que podemos estar más contentos aún. Es una experiencia muy importante. Y estoy convencida que es un reflejo de lo que ocurre en nuestro espíritu. Éste que se contenta con cosas buenas, pero que busca más porque la sed de Dios crece y necesita estar más y más cerca de su corazón. En el Evangelio de este domingo, me llamó la atención la experiencia que tuvieron unos apóstoles de Jesús que fueron primero discípulos de Juan el Bautista. Hombres muy fieles a su fe y a las promesas de Dios. Hombres que eran felices seguiendo a Juan Bautista constantemente. Pero la historia de estos discípulos no acabó allí... Viene Juan el Bautista con tantas cosas buenas que anima y despierta el corazón de sus discípulos. Viene con verdades y esperanzas que motivan a vivir la vida de la mejor manera. Vino de tal manera, que suscitó una pregunta muy sincera, de esas que brotan cuando algo e...
Cuando era niña me impresionaba y encantaba la experiencia de verme en el espejo. Una pared plateada que repetía mis movimientos, que captaba mi risa, el color de mi pelo o mis conocidos cachetes… Y aún ahora pienso que la experiencia de mirarse largo rato en un espejo puede ser útil, un ejercicio sencillo que nos ayuda un poco a encontrarnos con nosotros mismos. Un ejercicio que nos guía simbólicamente a responder una pregunta fundamental: ¿Q uién soy yo? Hoy que rezamos el pasaje de la Anunciación, me remitió a pensar en María como aquella mujer que vivió junto un Espejo Vivo. Una Mujer que tuvo la certeza de saber quién es porque sabía mirarse con la mirada de su Hijo. Este es un pasaje y momento del Evangelio lleno de gracia, de misterio y de presencia. Un pasaje que definitivamente puede llevarnos a rezar y comprender cómo cada uno de nosotros vive el propio llamado, la propia misión y la acogida a todo lo que Dios nos va diçiendo en diversas etapas de nuestra vida. Un diálo...