Me encanta la historia de San Wenceslao. Un rey que amaba mucho a su pueblo y sufría al verlos pasar necesidad. Cuentan que un día de crudo invierno quiso cruzar el pueblo a pesar de la nieve y distancia para llevar alimento y ropa a un hombre que pudo ver desde su palacio. Y decidió hacerlo descalzo. Pidió la compañía de un hombre de su corte, quien, abrigado y con un buen calzado, empezó a caminar junto a él con temor al frío. El buen rey viendo cuánto le costaba, le dijo que camine detrás de él para pisar sobre las huellas que iba marcando. Y ocurrió un milagro, pues cada huella de su rey descalzo, estaba caliente y abrigaba su caminar. Y este domingo que celebramos la solemnidad de Cristo Rey, me vino el recuerdo de esta bella historia. Jesús es el verdadero Rey del universo y de nuestra vida, quien nos ama más que cualquiera. Es un día para dar gracias por tener como Rey a Cristo, quien por buscarnos viajó tanto, trascendiendo el tiempo y las distancias incompre...
La terquedad se puede definir como “la actitud de una persona que se mantiene en sus ideas, opiniones o deseos, aun en contra de razones convincentes”. Es probable que conozcamos a más de una persona con estas características, o incluso que nosotros mismos seamos así. Estas personas pueden llevarnos a desencuentros, peleas o resentimientos por diversos temas. Nos sorprende, entonces, lo aferradas que pueden estar a un pensamiento o intención, lo que les impide ver las cosas desde otra perspectiva. Tienen una seguridad impresionante en sus convicciones, lo que las lleva a actuar con firmeza en lo que creen. Pero creo que la fuerza que revela una persona así, puede ser de mucha utilidad cuando es orientada y guiada hacia algo bueno e importante. Traigo esta característica humana porque al meditar en el Evangelio de este domingo, me dejó resonando cómo acaba esta cita. Como sabemos, estamos en las últimas semanas del año litúrgico y, en ellas se hace referencia a los signos de...