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Mostrando entradas de agosto, 2025

Un buen negocio...

  Hace unas semanas me tocó escuchar unas explicaciones sobre inversiones y formas de ahorro. Entonces llegué a la conclusión que son temas complicados y que admiro a las personas que saben dedicarse a ello. Pero también me quedé pensando sobre lo que implica poder realizar un buen negocio. Y uno bueno es aquel que nos permite obtener buenas ganancias con la menor inversión posible. Algo que se entiende en la vida financiera, pero que puede ser aplicado en nuestra vida.  Me vino a la mente este tema cuando leía en el Evangelio de hoy en el que Jesús les explicó a sus amigos sobre el mal negocio que es buscar los primeros puestos en un banquete. Si analizamos esto de alguna manera práctica, podríamos ver por ejemplo que, para tener estos puestos con el interés de ser bien considerados y atendidos, implica hacer el esfuerzo de llegar más temprano y sin tener claridad sobre quiénes serán nuestros compañeros de mesa. También implica que, probablemente, no podremos comportarnos...

Depurando

  Desde que era niña, me gusta y ayuda dedicar un tiempo largo para limpiar y ordenar mi cuarto. Una sensación de dejar mis cosas en paz y armonía, y con una experiencia de claridad conmigo misma. Creo aún, que es muy sano hacerlo de forma periódica. Limpiar y ordenar nuestra casa, para que también nos lleve a limpiar y ordenar nuestro mundo interior. Y hoy al meditar en el Evangelio del domingo que nos dice: “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha…” Lc 13,24 Me vino al corazón una palabra que me encanta: Depurar. Y también me encantan sus sinónimos:  limpiar, purificar, purgar, filtrar, acrisolar. Y es que, al depurar la vida, las miradas, las prioridades, las rutinas, las pertenencias, las motivaciones, las relaciones y especialmente el espíritu, se va dando en el corazón una claridad para entender qué es lo esencial, qué es lo primero y qué es lo que de ninguna manera se va de nuestra vida. Es como si emprendiendo el camino de la vida, necesitamos ir me...

Un palito de fósforo...

  Todos los días prendo mi cocina con un pequeño palito de fósforo, que al frotarse sobre una cajita enciende un fuego que permite calentar y cocer alimentos. Algo tan chiquito que origina cosas grandes. Un palito que podría provocar un incendio, que puede iluminar un cuarto oscuro o encender una fogata que abrigue y caliente en un duro invierno.   Creo que todos podríamos compararnos con este pequeño palito de fósforos: frágil y débil. Que, si se queda solo, puede quebrarse, mojarse o caerse dejando de arder y cumplir su misión. Pero que al unirse a ese objeto necesario, se convierte en calor y fuego. Hoy el Evangelio nos habla del fuego que trae Cristo, uno que al arder no trae la paz que busca el mundo. Un fuego que arde de amor, que quema lo falso y alumbra lo verdadero. Un fuego que no hace daño, sino todo lo contrario, porque contagia e inunda de amor todo lo que toca. Hoy sin miedo, dejémonos encontrar por su amor y encender en nosotros su fuego vivo. Y si al enco...

Tips para una mudanza...

  Varios de ustedes saben que estos meses he estado dedicada a mudanzas y traslados. Un reto y todo un aprendizaje. Hoy al rezar el Evangelio del domingo, me encantó identificar diversas analogías con detalles y experiencias que me tocaron vivir estos días. Por eso me atrevo a compartirles algunas experiencias vividas en lo práctico y un eco espiritual que Jesús me animó a vivir. Espero que les sirva. Y de pasadita, les doy algunas recomendaciones si alguien está por mudarse… ·       Esta experiencia empieza teniendo un objetivo claro: hacía donde, quiénes vivirán en ese lugar, el tamaño del lugar, etc. Es decir, tener una meta clara, lo cual nos llevará a saber decidir y planificar de la mejor manera posible. Y en nuestra vida también necesitamos metas claras y rutas definidas para ver qué hacer. Esos cambios interiores en los que se decide qué se mantiene y qué se deja. Hoy Jesús nos dice que hay un reino preparado para nosotros, hay un cielo, hay...

Cómo árboles de otoño

  Hay árboles en otoño que dejan caer todas sus hojas. Pareciera que están muriendo o fracasando, no dan frutos y van quedándose solo con troncos y ramas. Son árboles que sí están vivos, pero que necesitan pasar por esa etapa. Es como si se limpiaran: de las hojas ya innecesarias, las dañadas y finalmente también las oficialmente vivas y verdes. Llegará un momento en el crudo invierno en el que quedarán totalmente vacíos y e incluso cubiertos de nieve. Me vino esta figura al rezar el Evangelio del domingo en el que Jesús cuenta la parábola de un hombre que acumuló muchísimos bienes y sólo estaba preocupado por saber cómo almacenar sus millonarias cosechas en más almacenes. Y entonces, Dios le dice que es absurdo su proceder, porque esa misma noche iba a morir, y todo lo acumulado ¿A dónde irá? Si pensamos que estos árboles de otoño son nuestra vida y escucháramos esta parábola, ¿Qué es lo que nos diría? ¿Nos aferramos a nuestras hojas?  Lo cierto es que el árbol de nue...