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El activismo

 



Un tema tan actual y comprensible.

Estando a mitad de año, en horarios tan exigentes, en trabajos muchas veces retadores y hasta con tráficos que complican las distancias, creo que la historia de este domingo sobre Martha y María puede ayudarnos.

Una historia en la que Jesús al alojarse en la casa de Martha, María y Lázaro, tiene a la primera atendiendo a Jesús y sus discípulos como muestra de cariño y gratitud, y a la segunda sentada a sus pies escuchándole.

Historia en la que, como buenas amigas de Jesús y en confianza, Martha le pide a su Amigo que haga reaccionar a su hermana y le ayude. Y en la que Jesús le responde con la famosa frase:

“Marta, Marta estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte que no le será quitada”. Lc 10, 41-42

Entonces viene como una sensación de injusticia o incomprensión a este comentario. Suena como si Él nos pidiera estar a sus pies orando y contemplándolo cuando el mundo se viene abajo, cuando los frágiles requieren de nuestra ayuda y tenemos una familia por atender.

Y Jesús entonces nos dirá seguramente, que es lógica y muy humana esa pregunta e inquietud…

Creo que aquí viene lo novedoso e importante que hoy nos quiere enseñar, pues el comentario y corrección que le hace a Marta no quiere decir que deje de servir. Sino que precisa dónde está el problema: “estás inquieta y preocupada por muchas cosas…”.

No cuestiona la acción y la diligencia, cuestiona esa angustia, apuro o ansiedad. Cuestiona ese apuro y puro hacer que le lleva hasta sentir cólera con la hermana. Ese correteo que le puede cansar y abrumar más, porque ha vaciado su acción de sentido y amor. Como que Marta se quedó con el cascarón y dejó lo más importante.

Y ese es el activismo: hacer por hacer, cansarnos y fatigarnos sin tener un rumbo y una razón de ser, el no hacer primero lo esencial e importante perdiendo tal vez el tiempo ocupándolo más con cosas inútiles o caer en un “rutinizarse” que entristece y nos va apagando porque la acción no está alimentada de amor.

Pero también estoy segura que puede haber otras Marías que estarían sentadas a los pies de Jesús, pero con el corazón distraído o con pereza de ayudar. Y entonces, Jesús les podría decir algo así como: “María, creo que es hora de expresar tu amor y gratitud, de volcar en acción lo que has aprendido. Levántate y camina”.

Una historia actual y real para ti y para mí. Una historia para recordarnos que estamos llamados a caminar buscando lo esencial. Y que estamos hechos para vivir las acciones y responsabilidades de la vida en este mundo con los ojos fijos en el Señor. Que necesitamos encontrarlo y rezar, no solo en un templo o un oratorio, sino también haciendo cada día y en toda obra una vida llena de sentido y de ese amor que Dios nos da y que tanto nos realiza cuando lo entregamos y damos a los demás.

 

Te animo a revisar tu vida y acción, y te preguntes si tienes momentos para sentarte a sus pies y conversar con Él como María de Betania, y a la vez si haces de tus acciones una continua oración y relación de amor con Dios y toda la humanidad como María, la Madre de Jesús.

Lucas 10, 38-42


Te comparto esta oración que le escribí al rezar:

 

Un camino con los retos de cada día

con logros o fracasos

con anécdotas y enseñanzas

con misterios y asombros.

 

Pero un camino a tu lado,

en las responsabilidades

y el trabajo necesario,

que dignifica y engrandece

formando un equipo con la humanidad

y haciendo extraordinario lo simple de cada día.

 

Acciones necesarias y tan humanas

que vienen de decisiones firmes y simples.

Acciones que pueden mostrar y vivirse

de diversas formas, colores y volúmenes:

esas automáticas y perfeccionistas,

que agobian y cansan,

o aquellas llenas de sentido.

 

Acciones que pueden vivirse

con todo el ser, con toda el alma

con ese amor tuyo enriqueciendo el mío.

 

Acciones que unidas a ti,

se hacen encuentro

se hacen oración

y se convierten en amor concreto.

 

Acciones en las que aun estando en movimiento

puedo tener el corazón a tus pies

y la mirada fija en tu inmenso corazón.

 

Acciones que pueden pasar

de activismos, amarguras o injusticias

a ser remanso de vida,

a ser aire fresco y hasta un verdadero descanso;

Porque lo hacemos juntos

contemplando agradecida la obra de tus manos que trabajan en las mías

y Tú hasta asombrándote de mis simples esfuerzos.

 

Acciones donde Marta contempla como María

Y donde María agradece como Martha.

 

Acciones que pueden dar tanta vida y esperanza

cuando ofreciendo mis dones y talentos

vividos con gozo y risa,

ayudan a enfrentar mis luchas y cruces de cada día.

 

Acciones tan diversas,

pero teniendo siempre de motor y huésped

a ti que me acompañas y escuchas

al Espíritu que me da fuerza y gracia

y al Padre que me espera siempre con los brazos abiertos.  

AMÉN

 


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