¿Cómo definir y describir esta experiencia? Una cosa es tener hambre por algunas horas si se dejó de desayunar o almorzar, pero pensemos en el que es doloroso cuando no tenemos sustento para alimentarnos y más aún cuando no podemos dar alimento a los nuestros. Una necesidad tan humana, básica y cotidiana. Una experiencia que evidencia nuestra vulnerabilidad. Me viene esta experiencia porque hoy celebramos la Solemnidad del Cuerpo de Cristo en el que admiramos y agradecemos por este don inmenso de amor y entrega. Y el Evangelio no es la Última Cena, sino es el pasaje de la multiplicación de los panes. Narra la experiencia de más de 5,000 personas que estaban tan maravillados con las palabras de Jesús, que no se hicieron problemas de estar en un descampado, lejos de un lugar para alimentarse. Y cuenta la historia que los apóstoles al tomar conciencia de la hora le pidieron a Jesús que los despida porque no tenían nada para ofrecerles, a lo que Jesús les responde: “dadle vosotro...
Todos tenemos experiencias cotidianas que nos llenan de asombro y nos llevan a encontrarnos con la presencia de Dios en nuestra vida. Quiero compartirles mis propias experiencias sencillas y reales, que puedan animarles a descubrir las que están a su alrededor...