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Fuego...

 





            Esta semana un sacerdote a quien admiro mucho, compartió que de todos los libros que pudo leer en su vida, el más importante es el libro de los corazones. Esas vidas confiadas con sus preocupaciones, logros, preguntas, temores, errores y asombros. Escucharlo en un sacerdote de 91 años, que acoge y acompaña con tanta entrega a tantas personas desde su fragilidad física y fortaleza interior, me remitió a lo que es la fuerza del amor de Dios en nuestras vidas.

            Este domingo, el Evangelio que es corto pero directo, habla justamente de lo más esencial en una vida y en la de todo aquel que busca seguir a Cristo: EL AMOR.

“«Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?». Él le dijo: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’”. Mt 22,34-40

            Cuántas canciones, libros, poemas e historias sobre este maravilloso misterio capaz de tanto. El que no solo se vive en una pareja. Es el que brota en todo ser humano, en toda condición y en toda relación de vida. Algo tan poderoso, tan difícil de definir y comprender, porque es la única fuerza que puede sobrepasar todo obstáculo y límite, hasta hacer posible lo imposible. Un misterio con el que es definido el mismo Dios. Un misterio necesario de ser acogido y recibido para poder entregarlo.

            Y rezando en la fuerza de este amor, Dios me mostro la inminente figura del fuego. Esta fuerza de la naturaleza que ha simbolizado y actuado de tantas maneras. Fuego que puede causar respeto, pero también necesidad. Y como siempre quedarán cortas las palabras para describirlo, quise compartirles esta oración que escribí:


Fuego vivo,

que arde y crispa de asombro y gozo

éste que Tú creaste y encendiste

en toda alma, en toda historia.

 

Fuego infinito,

que puede dar temor o doler

cuando busca abrigar y derretir

corazones endurecidos y dormidos

de egoísmo, comodidad y evasión.

 

Fuego que avanza y arrasa con fuerza

a quien encuentre en el camino

para ofrecerle lumbrera y rescatarle de lo oscuro

para ofrecerle calidez y paz verdadera.

 

Fuego que puede verse,

como excusa de riesgo para el mediocre

como aire amarillo para el superfluo

como arma de muerte para el que quiere dañar

como simple juguete para quien no busca madurar.

Chispa sembrada en toda alma

que se apaga cuando permanece solo

que se expande cuando se da a cada uno

 

Fuego de amor eterno,

que venció el miedo al dolor, porque confía en la entrega

que arde de pasión y no quiere detenerse

que quema el pecho para dar y servir

que sueña y crece con la chispa de cada corazón

que quema los miedos y ansiedades, con esa mirada de la dulzura encarnada.

 

Fuego del Espíritu Vivo

que agradece y admira todo rostro y alma

que con claridad de luz lee bendición en lo bueno recibido

y lee esperanza en el obstáculo vivido.

 

Fuego convertido en pasión incontrolable

por darlo todo y darlo siempre,

para que la humanidad también arda

también goce y también cante.

 

Fuego abierto y sereno,

misterio hondo de amor clavado

aquí dentro y aquí siempre.

Fuego con el que quiero quemar

el libro de mi vida, el de mi bella historia,

para ser una ofrenda viva y generosa

para todos mis hermanos

y para ti mi amado, mi vida, mi Todo...

Amén

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 Nunca dejemos de arder y brillar para difundir el amor. La única fuerza que cambia y puede traer la verdadera paz en el mundo.

https://www.youtube.com/watch?v=_amVE2XqRNk 


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