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Mostrando entradas de septiembre, 2024

El qué dirán

  ¡Cuánto se puede decir sobre este tema! Tan conocido, tan vivido, tan humano y comprensible. Pero que mal entendido, puede llevarnos a situaciones complicadas cuando nuestra autoestima es baja y dependemos de la opinión de los demás para sentirnos valiosos. Darle tanto peso a  las opiniones, juicios y comentarios ajenos puede hacer que una persona se sienta importante, insegura o también indispensable no en si misma, sino en función a lo que otros piensen de ella. Sería ingenuo afirmar que no nos afecta este tema. Y en el relato de este domingo, Jesús también muestra que le interesa la percepción que los demás tienen de Él, pero con una importante diferencia que luego identificaremos. Fue así que al caminar un día con sus amigos les pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” (Mc. 8,27). Y al escuchar diversas opiniones, plantea una pregunta más importante: “¿Y ustedes, quién dicen que soy yo?”(Mc.8,29). La respuesta fue clara: Pedro lo reconoció como el Mesías. Pero lo que sigue en

La raíz de los problemas...

  Qué interesante y actual es lo que Jesús nos ha enseñado en el Evangelio de este domingo, ese alentarnos a no quedarnos en las formas y costumbres. No es que no sean buenas y sanas muchas de ellas, pero más que un “o” es un “y”,  que sobretodo nos pide hacer el bien sin dejar de cultivar lo que sale desde dentro de nuestro corazón: «Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.  Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro». Mc. 7, 21-23 Me puse a pensar entonces lo que ésto implica en diferentes aspectos de la vida. Por ejemplo, ese mal hábito de echar la culpa a los demás por lo que nos sucede para justificar nuestros errores. Ese pensar que la raíz de los problemas está f