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Entrañablemente así...


Hablaba con una querida amiga, sobre este misterio que se experimenta cuando estamos con nuestra madre. Puede ser que ya esté muy anciana, débil y postrada, pero estando a su lado es como que retomáramos fuerzas y recibiéramos esa dosis maravillosa de paz y fortaleza. Es ese amor maternal y esa comunión que se da en esos encuentros que sobrepasan la conciencia, las palabras o las miradas. Es como que al estar con ella volvemos a ser niños cuidados y protegidos bajando toda defensa para dejarnos querer más aún. Es el misterio de este amor entrañable…

Tengo la dicha de tenerla aún viva, y este tiempo de cuarentena la extraño muchísimo y tomo conciencia de cuánto la quiero, cuanto me capta y qué hermosa relación mantengo con ella.

Me remitió pensar en esta relación llena de ternura e incondicionalidad, cuando me pongo a pensar en el misterio de la Eucaristía que agradecemos este domingo. Qué tal regalo de Dios: poder vivir este encuentro que es infinita y divinamente más hondo que esta entrañable comunión que recordé. Y es que Dios nos conoce tanto, que quiso quedarse tan humano y concreto con nosotros. Se dio en Eucaristía dándonos su cuerpo, su vida y hasta su Madre a quien también amó tanto y más que nosotros.


Misterio de amor infinito en el que Dios no sólo se hace hijo de mujer, sino que decide quedarse encerrado en un pedazo de pan para estar muy cerca de cada uno de nosotros físicamente y en comunión indescriptible.

Y es que no hay limites en la entrega de Jesús para que permanezcamos unidos a Él. Creo que hasta el día que lo veamos cara a cara, no terminaremos de comprender cuánto nos ama y de lo que puede ser capaz por cada uno de nosotros. 

Es un domingo para darle gracias en esta Fiesta del Corpus Christi, por su presencia tan real, su entrega tan generosa y su búsqueda fiel y constante. Démosle gracias por su entrañable amor divino donde Él que es el alimento nos busca a nosotros que sólo le recibimos…

Y estando en la Capilla de mi comunidad, un verdadero privilegio en este tiempo, me quedé mirándolo «encerrado» en el Sagrario, conmovida una vez más con la locura de su amor. Le escribí entonces una oración tratando de categorizar lo que sentía que me decía al entregarse por mí en este Pan. Se las comparto esperando que les ayude a entender un poquito más este infinito regalo de amor que nos da:


Te das y te entregas así,

a que vaya a buscarte

con mis visitas

con mis preguntas

o mis cansancios.

___

Te das y te entregas así

de esta forma tan concreta

tan real y tan fuerte

como cumpliendo mis pedidos infantiles

que buscan con mis sentidos

verte cierto

lo que ya es real y eterno.

___

Te das y te entregas así

mil y mil veces,

todas las necesarias

para alimentar mi vida

mi alma y espíritu

llenando de fuerza

mi peregrinar, mis aventuras

y las misiones tan maravillosas

que me has pedido.

___

Te das y te entregas así

para nutrirme con tu alimento

en mis rutas y decisiones

cuando descubro lo cierto

rechazo lo enfermo

y decido lo bueno.

___

Te das y te entregas así

en este encuentro indescriptible

para colmarme de tu amor divino

el único amor que sacia

mi hambre de infinito

y mi sed insaciable.

___

Te das y te entregas así

cuando me ofreces este único alimento

que puede levantarme en la debilidad

recogerme en el abismo

y corregir todo sendero.

___

Te das y te entregas así

cumpliendo tus promesas

que iluminan mi camino

que dan colores a mi mirada

y sabor de dulzura a toda etapa.

___

Te das y te entregas así

porque al recibirte y tenerte

no hay suficientes palabras

que expliquen este misterio

de saberme tan amada

tan comprendida

y unida cada día más

a la fuente de mi alegría.

___

Te das y te entregas así

porque solo al tenerte muy dentro

puedo darme, entregarme

y compartir a mis hermanos

todo lo que me diste

y ofrecer todo lo que sembraste.

___

Te das y te entregas así

sencillamente porque me amas

disfrutando aquí dentro esta profunda fiesta

cuando todo lo infinito se posa

en este pequeño Pan

dentro de este pobre corazón

que te necesita tanto aún sin saberlo.

___

Te das y te entregas así

Tú que me amas más que nadie

uniendo mi humanidad a tu divinidad.

haciéndome estar más en ti

haciéndote más unido a mí.

___

Te das y te entregas así

y te daré gracias por siempre.

porque me has regalado tu vida y tu cielo

cuando mis labios te reciben

cuando en el Sagrario me miras

permaneciendo para siempre

tan cercano, tan concreto

tan adentro

tan mío.

___

Quiero darme y entregarme así

como Tú,

y ser eucaristía para los demás

repartiendo tu amor

tu gozo y tu vida

con esta incondicionalidad y alegría

que Tú me has ofrecido

cuando me has dado todo

y te has repartido siempre.

Amén

Jn 6, 51-58

 


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