Qué difícil pregunta… Gobiernos, instituciones, compañeros de trabajo, miembros de familia, amigos o distintas personas que de una u otra manera nos pudieron llevar a la decepción. Lo vemos en este tiempo, pero siendo realistas, es algo que se hace más evidente a medida que pasan los años en nuestra historia de vida. Tener esa tentación latente a no creerle a otros. Pero en otro sentido, qué necesario y qué humana es la necesidad de confiar en personas que no nos fallen, por quienes podamos poner las manos al fuego. Creo que estas dos realidades pueden llevarnos a tomar conciencia lo que significa la fragilidad humana, la de ser personas finitas y limitadas que tienen a la vez deseos profundos y trascendentales. Ese ser personas espirituales hambrientas de encuentro y ser personas de barro que tapan el hambre con evasiones y pobres respuestas. ¿Y qué ocurre entonces cuando en nuestra vida se nos ha encomendado un puesto de autoridad? Todos de alguna manera tenemos un ca...
Todos tenemos experiencias cotidianas que nos llenan de asombro y nos llevan a encontrarnos con la presencia de Dios en nuestra vida. Quiero compartirles mis propias experiencias sencillas y reales, que puedan animarles a descubrir las que están a su alrededor...