La contaminación se da cuando al entorno ingresan elementos que normalmente no deberían estar afectando el equilibrio. Sustancias que no pertenecen a ese ambiente e impiden el crecimiento y vida de lo bueno y sano. Algo antinatural.
Será más difícil para unos que para otros, pero la vida
de tantas personas a lo largo de la historia nos enseñó que la última palabra y
la decisión de humanizarnos está en nuestro interior. Cuántas personas que ante
una historia familiar difícil y dañina, tienen un hermano que salió adelante, otro
que se amargó la vida y otro que se dejó llevar. Cuántas situaciones de pobreza
y limitaciones en las cuales una persona sale adelante y otra vive lamentándose,
victimizándose o buscando la fórmula más fácil a pesar de ir contra sus principios.
“Nada hay fuera
del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del
hombre, eso es lo que contamina al hombre”. Mc. 7,15
¿Qué contamina mi corazón?
¿Qué hay en mi interior que puede contaminar mi vida?
¿Qué es lo que más brota de mi corazón?
¿Qué luz es la que guía mi mirada?
¿Qué motiva el latir de mi corazón y de mis opciones?
Seguramente encontraremos un deseo grande de amar más y
mejor; y junto a ello también defectos y vicios que debilitan nuestra libertad.
Si, estamos llamados a ser bellos cristales que puedan reflejar la luz y calor de Dios de tal manera que manteniendo nuestra forma de ser, dejemos que esta luz traspase nuestras vidas para multiplicar los dones y tesoros recibidos.
“Los santos no son figuritas perfectas, sino personas atravesadas por Dios. Podemos compararlas con los vitrales de las iglesias, que hacen entrar la luz en diversas tonalidades de color. Los santos son nuestros hermanos y hermanas que han recibido la luz de Dios en su corazón y la han transmitida al mundo, cada uno según su propia “tonalidad”. Pero todos han sido transparentes, han luchado por quitar las manchas y las oscuridades del pecado, de tal modo de hacer pasar la luz afectuosa de Dios. Este es el objetivo de la vida: hacer pasar la luz de Dios; y también el objetivo de nuestra vida”. Ángelus solemnidad todos los santos 2017
Una nueva semana para creerle a Jesús, para entender que nada nos determina, para recordar que lo esencial y el motor de nuestras vidas se inicia en este espíritu y este corazón recibido. Un corazón llamado a ser libre y que al permanecer limpio y transparente deja de contaminarse y hacerse daño.
Un corazón amado eternamente por Él. Un corazón que ha
nacido para sanar en lugar de dañar, para amar en lugar de odiar, para perdonar
en lugar de vengarse, para servir en lugar de esperar halagos, para vencer
retos y batallas en lugar de la mediocridad. Un corazón nacido para volar alto,
hasta el cielo…
No tengamos miedo porque nada ni nadie puede dominarnos cuando Él nos anima y fortalece en estas grandes y pequeñas batallas y decisiones.
Les
comparto la película de María Magdalena, de quien dicen el Evangelio que Jesús
le expulsó expulsaron 7 demonios. Ella nos muestra con su vida y con un corazón
convertido y transformado por la gracia de Dios, que es posible alcanzar la
santidad.
https://www.youtube.com/watch?v=qvqBPpKE1yI
Permanecer limpio y transparente, que importante.Espiritu Santo iluminar.
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