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Refugio

 


Una palabra que es sinónimo de asilo, acogida o  amparo. Pero también de un lugar para huir del peligro. Término que todos usamos de una u otra manera. Refugio para protegernos de este virus, para protegernos del mal clima o desastres naturales. El que necesitamos cuando percibimos el daño inminente o para defendernos de aquello que puede atentar contra nuestros bienes o nuestra integridad.

Una palabra que explicita lo que todo ser humano necesita de una u otra manera: ese lugar seguro, que nos protege y nos resguarda de la muerte, del dolor innecesario o de tantas experiencias inhumanas que no estamos llamados a vivir.

Necesidad tan nuestra de sentirnos protegidos. El que tiene un soldado en la guerra, un hambriento sin techo o un pequeño ante las amenazas de otros más grandes.

Y entonces, si nos ponemos a pensar, muchas de nuestras decisiones y opciones pueden ir en función de aquello que nos da seguridad y tranquilidad. Resguardos muy válidos. Esos que deseamos para los nuestros. Protecciones de vida para permanecer tranquilos.Una necesidad totalmente válida. 

Refugios personalizados que hemos ido construyendo a lo largo de nuestra historia, formados desde aquellas experiencias vividas y a donde nos dirigimos cuando aparece el temor.

Pero creo que llega un momento en el que nuestra vida anhela algo más que un refugio, y es como que necesitamos salir de ellos para una experiencia de seguridad que vaya más allá de vivir sólo a la defensiva. Dejar de cerrar los ojos y escondernos para no ser vistos para poder ver el sol y la luz con todo su esplendor. Algo así como atrevernos a cambiar esta palabra por la de plenitud, eternidad o libertad auténtica. 



Y surge ese deseo de una fortaleza diferente, que también nos ofrece seguridad, pero que no parte del temor, sino del amor. Que no parte de lo temporal o físico, sino de lo espiritual. Que no parte de lo inmediato y temporal  sino que tiene vista la mirada en el para siempre.

Creo que a medida que crecemos y maduramos, vamos entendiendo que no nos basta poner nuestra seguridad en un lugar físico o una persona que nos sea útil. Experimentamos que llegó el momento de poner nuestro apoyo y fortaleza en un TU que sea capaz de llevarnos a dar pasos gigantes. Un Tú que nos eleva la mirada y que nos ama tanto que sueña con vernos libres, que sueña con vernos caminando sobre las aguas o volando sobre las montañas porque ha sembrado en nuestro corazón esa gracia y esa fuerza divina. Un Tú que nos ha colmado de amor para enseñar a los nuestros cómo alcanzar la verdadera seguridad y la plena felicidad.

Un eterno Amigo y Hermano que nos enseña con su vida, su amor y su entrega que junto a Él nuestra vida es más que defensas y escudos. Quien nos ofrece una vida plena para vivir mirando con confianza y esperanza un cielo y una plenitud que nada ni nadie puede detener.

Me vino toda esta meditación cuando rezaba este  Evangelio en el que Jesús nos muestra esa libertad para hablar sobre lo verdadermanente importante, sobre buscar primero lo espiritual y sobre este Alimento que necesitamos. Un Señor que dijo firmemente palabras que asustó a unos o incomodó a otros. Palabras que llevó a que muchos discípulos decidan alejarse de Él a pesar de haber sido testigos de su poder. 


Hombres y mujeres que con actitudes de temor y miedo decidieron por lo más fácil.

Actitudes y opciones que no intimidaron a Jesús a cambiar su discurso. Un Jesús que nos dio ejemplo de lo que es ser consecuentes con la verdad, aunque incomode y aunque implique quedarse solo. 

Actitud de Jesús que me llevó a pensar que estar de la mano de Dios y optar siempre por la vida eterna implica muchas exigencias, pero es lo que sí nos da una seguridad profunda y auténtica. 



Actitud de Jesús que me anima a vivir en esa libertad verdadera y esa paz profunda que no brota de "evitar conflictos para quedar bien con todos", sino de ser fieles y consecuentes con lo fundamental y verdaderamente importante que nunca muere.

Y es que si queremos tener los oídos atentos veremos que todos los días tendremos a un Jesús que nos habla claro, que nos anima a apoyarnos, que nos invita a madurar y amar cada vez más. Un Jesús que por amarnos tanto, nos dirá la verdad sobre todo y todos, nos guste o no. Un Jesús que sabe que incluso hoy es muchas veces rechazado y humillado por los que amamos.

Sólo espero Señor, acoger siempre tu gracia y tu compañía para seguirte y caminar a tu lado. Sólo espero Señor seguirte y amar a los míos siendo fiel a la verdad. Y con tu ayuda pido tener puesta la mirada sólo en tus caminos y verdades.  

Hoy queridos amigos les animo a que sea un domingo para hacer un alto y preguntarnos con sinceridad qué opciones priman en nuestra vida.  

En más de una ocasión seguirlo nos llevará a decir lo que creemos y pensamos a pesar que los nuestros no piensen igual o nos lleve al conflicto, pero tengamos la certeza que el que ama, dice la verdad como Jesús lo hizo.

Y si queremos dejar los refugios rápidos, cómodos y anestésicos que tarde o temprano acabarán y nos llevarán al vacío, el temor y el frío, tengamos la certeza que estará siempre Jesús para tomarnos de su mano y guiarnos a lo bueno, bello y verdadero que nos hace verdaderamente felices. 

Señor, 

que te siga por amor y no por temor. 

Que opte por caminar junto a ti, 

porque tu vida es la única 

que puede despertar y hacer volar mi espíritu. 


Que sepa seguirte 

no por conformismo 

y menos por escrúpulo, 

sino por esa certeza interior 

de saberme tan amada, 

tan acompañada y fortalecida 

por tu vida, tu gracia

y el vuelo libre de la paz 

que puede brotar 

en un corazón lleno de ti.


Que tu amor envuelva 

y eleve mi mirada, 

anime mis sueños

y aclare mi respuesta a tu eterno llamado. 


Que tu constante ternura me lleve con paz 

a esta pradera de vida eterna 

cuando opte una y otra vez

por ti mi Señor.


Hoy no te pido refugios fáciles

sólo te pido elegir siempre 

esta plenitud verdadera

cuando te sigo hoy

cuando te elijo siempre.

cuando reconozco tu latido firme

unido al mío tan débil y niño.

AMÉN

"Señor, ¿Donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios" Jn 6, 69



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«Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: "Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?" Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: "¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?"El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. "Pero hay entre vosotros algunos que no creen". Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: "Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre". Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce: "¿También vosotros queréis marcharos?" Le respondió Simón Pedro: "Señor, ¿Donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios".» Jn 6, 60-69




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