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Transparentes...


 

¿Alguna vez te has puesto a pensar qué divertido sería ser una persona de color transparente? Yo sí.

El poder estar en un lugar sin que se den cuenta, observar a los demás sin ser observada, sentarme cómodamente sin pensar en las formalidades, , caminar por donde quiera sin pensar en el peligro, en la opinión de los demás o los juicios de los otros.

Y creo que ésto tiene de raíz ese sincero anhelo que todos tenemos de pasar desapercibidos, de poder estar libremente en nuestro ambiente y espacio, sin estar pensando en el qué dirán, en las críticas o prejuicios. Un sincero anhelo por querer ser auténticos. Buscar solamente ser mejores cada día, amando con sencillez y humildad. Ese deseo de tener una vida en paz y feliz, sin tener la necesidad de los reconocimientos y aplausos de los demás.

Al meditar en el Evangelio de este domingo, me vino nuevamente esta idea de ser transparente. Jesús nos alienta a vivir de esa manera con un consejo tan concreto y tan real:

 “…cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, … Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado”. Lc 14, 10-11

 

Entonces con risa, me puse a averiguar si se puede afirmar que exista el color transparente. Y me entusiasmó más esta idea, cuando encontré esta afirmación que me encantó: “Transparente no es un color, es la propiedad de una determinada sustancia que no refleja luz en las frecuencias de luz visible, sino que la deja pasar a través suyo”.

Y si bien es algo imposible de vivirlo físicamente, aunque la verdad tampoco me haría feliz, creo que es hermoso el reto de buscar tener un alma así: con esa propiedad de dejar pasar la luz a través mío. 



Señor, quiero tener un alma transparente. No tener una luz visible. Dejar de lado mi brillo, mis colores psicodélicos o aquellos que aturden, para que tu luz atraviese mi espíritu, para iluminar y abrigar corazones…

Y estoy segura que cuando ésto ocurra, cuando tu luz atraviese cada vez más mi vida, los colores que me regalaste también serán más nítidos, más claros y transmitirán la paz y el amor que busco compartir.

Acojamos la invitación que nos hace Jesús este domingo, busquemos dejar de lado todo aplauso, toda fama y toda bulla de ser ensalzados por los otros, para que seamos sólo bendecidos, amados y ensalzados por el mismo Dios.


Lucas 14,1, 7-14

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Y si buscamos el ejemplo de un alma transparente que dejó pasar la luz de Dios siendo silente y humilde, creo que San José lo es. Cuidó de Jesús y María sin llamar la atención, sin buscar primeros puestos, solo buscando vivir con amor lo que Dios le pidió.

Hace un tiempo me compartieron esta canción sobre él y me encantó. Espero que a ustedes también.



Comentarios

  1. Hermosaaa canción y bella reflexión gracias por tanto!!!!!

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