Este título suena un
trabalenguas… pero estoy convencida que es una realidad.
¿Saben? Siempre he
pensado que la organización y la eficacia es una virtud. Y sigo pensando lo
mismo. Pero reconozco que en muchas circunstancias de mi vida me ha sido
difícil diferenciar la eficiencia y eficacia al organizar y encargarme de una
misión, con ese vicio de querer tener todo controlado.
Otras veces, este vicio puede traspasar espacios más importantes de nuestra vida: relaciones de amistad, relaciones familiares, de pareja, de trabajo. Buscar controlar las relaciones humanas para que sean buenas si son como queremos, esperando recibir y hacer las cosas como nos parece mejor…
Y todo ésto llegar a proyectarse en nuestra forma de leer y evaluar la propia vida y felicidad. Cuántas veces habremos reclamado a Dios que las cosas no son como nosotros esperamos, que no entendemos por qué suceden aquello de esa manera, por qué si le dedicamos tanto tiempo, le hemos rezado tanto o le hemos entregado la vida, Él permite que suceda de esa manera y no como se lo hemos pedido. O la famosa pregunta de ¿Por qué hay personas que hacen daño y les va “bien” mientras uno aquí sufre y experimenta el “tras piedras palos” y no le va tan bien?. O tal vez al revés: por qué si uno se siente culpable o poco esforzado recibe tantos bienes y favores. ¿Me las cobrará luego?
Pero en el fondo,
nuestra humanidad sabe que somos limitados y que hay un miedo latente porque tarde
o temprano algo saldrá de nuestro control…
Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano: pues, ¿quién rastreará las cosas del cielo? ¿Quién conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría, y le envías tu santo espíritu desde el cielo?" Sabiduría 9,13-18
Muy
cierto y real. Los planes de Dios, lo que Él va construyendo en nuestra vida, va
más allá de nuestra vista y nuestros planes. Lo que Él sueña para nosotros es
infinitamente mejor a lo que nosotros con nuestra mirada frágil y sabiduría limitada puede vislumbrar.
Y
más cierto y aliviador aún saber que Él que tanto nos ama, tiene todo el poder
para cuidarnos, protegernos y darnos la única y verdadera seguridad.
Creámoslo:
estamos en sus manos, estamos en sus pensamientos, estamos en su corazón, en
sus brazos y en sus sueños. Nuestra vida, nuestra familia, nuestra institución,
nuestro trabajo, nuestros proyectos los tiene en la mira. Su poder sobrepasa
nuestra razón, nuestras capacidades y nuestras eficacias.
Por
eso es muy sano soltar para dejar que Dios sea Dios…
Sólo
así el Evangelio de hoy, puede también entenderse mejor. Nos pide poner a Jesús antes
que
“su
padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus
hermanas, e incluso a sí mismo” Lc 14,23.
Ponerlo
primero, porque a Él le entregamos lo más importante de nuestra vida. En Él están
seguros. Y así, confiando en sus insondables planes y poder, es que nuestra
vida y la de los nuestros tendrá el mejor final.
En
Él y desde Él, todo en nuestra vida tendrá el orden, el ritmo y la mejor forma.
Y
así el día de mañana, cuando vivamos la cruz, pasemos una gran prueba y un
dolor grande o pequeño; podremos recordar que Dios tiene todo contemplado, para
que en el tiempo que menos lo esperemos, la promesa de la plena felicidad se
dará de una forma que nos sorprenda y nos sobrepase.
Pues
Dios piensa como Dios. Dios vive y piensa con amor, no con lógica humana…
Busquemos entonces dejarnos llevar por esa inseguridad que nos lleva a lo verdaderamente seguro…
Creo
que por esto me encantó tanto esta frase que encontré:
“El
estrés te hace creer que todo tiene que suceder ahora mismo. La fe te asegura
que todo va a suceder en el tiempo de Dios”
Alguna vez creo que les comparti este video. Me encanta y creo que puede iluminar también las lecturas de este domingo, por esas cruces que nadie ve, por confiar en los planes de Dios y por buscar la verdadera felicidad que se va consruyendo poco a poco...
Buenas tardes querida Magali.
ResponderEliminarQuisiera darte a conocer que, me gustó mucho esta bellísima reflexión que nos has compartido, recuerdo que, cuando por una u otra razón me pongo nerviosa, siempre me la repito.: "TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE" FILIPENSES:4,13 y créeme que me tranquilizo y bendigo a Dios, en ese mismo momento.
Como tu lo describes :
Esta reflexión es muy cierta, creámoslo siempre estamos en sus manos, en sus pensamientos, en su corazón, en sus brazos y lo más lindo en sus sueños. (Que belleza).
Su poder sobrepasa nuestra razón, nuestras capacidades y nuestras eficacias. Amén.
Dios te bendiga y te guarde siempre querida Magali.
Elvira Orellana.