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La seguridad de lo inseguro

 


Este título suena un trabalenguas… pero estoy convencida que es una realidad.

¿Saben? Siempre he pensado que la organización y la eficacia es una virtud. Y sigo pensando lo mismo. Pero reconozco que en muchas circunstancias de mi vida me ha sido difícil diferenciar la eficiencia y eficacia al organizar y encargarme de una misión, con ese vicio de querer tener todo controlado.

 Muchas veces, creo que podemos perder el tiempo repasando todo paso a paso, con plan A, B y C. Muchas veces queremos tener “planes de contingencia” en el trabajo o en la casa. Y puede ser un buen hábito cuando ésto se toma con tranquilidad o de una forma realista humana.

 Pero creo que puede hacernos daño cuando estos planes y estrategias nos roban la paz, el sueño y nos llenan de ansiedad. He visto personas que pueden explotar desproporcionadamente o tratar mal a los demás cuando un pequeño detalle no salió como lo había esperado. Otras que quedaron negativas con una actividad y hasta concluyen que la actividad salió “mal” porque faltó tal detalle, porque no fue la “cantidad” de personas que se quería, cuando el sonido falló por 5 minutos o cuando el color de las flores o la decoración no fue exactamente el color que se pidió. Totalizar todo, por esos detalles que no son lo esencial de la experiencia.

 Otras veces, este vicio puede traspasar espacios más importantes de nuestra vida: relaciones de amistad, relaciones familiares, de pareja, de trabajo. Buscar controlar las relaciones humanas para que sean buenas si son como queremos, esperando recibir y hacer las cosas como nos parece mejor…

 Y todo ésto llegar a proyectarse en nuestra forma de leer y evaluar la propia vida y felicidad. Cuántas veces habremos reclamado a Dios que las cosas no son como nosotros esperamos, que no entendemos por qué suceden aquello de esa manera, por qué si le dedicamos tanto tiempo, le hemos rezado tanto o le hemos entregado la vida, Él permite que suceda de esa manera y no como se lo hemos pedido. O la famosa pregunta de ¿Por qué hay personas que hacen daño y les va “bien” mientras uno aquí sufre y experimenta el “tras piedras palos” y no le va tan bien?. O tal vez al revés: por qué si uno se siente culpable o poco esforzado recibe tantos bienes y favores. ¿Me las cobrará luego?

 Más preguntas que respuestas. Nos puede parecer todo injusto o ilógico porque las cosas no son como esperamos y no podemos controlarla y no conocemos lo que viene.

 Creo que en todo ésto hay esa búsqueda muy humana de seguridad, pero buscando alcanzarla con tener las cosas bajo control como si dependiera sólo de nosotros o porque las podemos comprender y abarcar.

Pero en el fondo, nuestra humanidad sabe que somos limitados y que hay un miedo latente porque tarde o temprano algo saldrá de nuestro control…

 Viene entonces esta cita de la primera lectura de este domingo del libro de la sabiduría que me dejó resonando y aliviando el corazón:

 "¿Quién conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere? Los pensamientos de los mortales son frágiles, y nuestros razonamientos son falibles; porque el cuerpo mortal oprime el alma, y la tienda terrestre abruma la mente que medita.

Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano: pues, ¿quién rastreará las cosas del cielo? ¿Quién conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría, y le envías tu santo espíritu desde el cielo?"       Sabiduría 9,13-18

Muy cierto y real. Los planes de Dios, lo que Él va construyendo en nuestra vida, va más allá de nuestra vista y nuestros planes. Lo que Él sueña para nosotros es infinitamente mejor a lo que nosotros con nuestra mirada frágil y sabiduría limitada puede vislumbrar.

Y más cierto y aliviador aún saber que Él que tanto nos ama, tiene todo el poder para cuidarnos, protegernos y darnos la única y verdadera seguridad.

Creámoslo: estamos en sus manos, estamos en sus pensamientos, estamos en su corazón, en sus brazos y en sus sueños. Nuestra vida, nuestra familia, nuestra institución, nuestro trabajo, nuestros proyectos los tiene en la mira. Su poder sobrepasa nuestra razón, nuestras capacidades y nuestras eficacias.



Por eso es muy sano soltar para dejar que Dios sea Dios…

Sólo así el Evangelio de hoy, puede también entenderse mejor. Nos pide poner a Jesús antes que

“su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo” Lc 14,23.

Ponerlo primero, porque a Él le entregamos lo más importante de nuestra vida. En Él están seguros. Y así, confiando en sus insondables planes y poder, es que nuestra vida y la de los nuestros tendrá el mejor final.

En Él y desde Él, todo en nuestra vida tendrá el orden, el ritmo y la mejor forma.



Y así el día de mañana, cuando vivamos la cruz, pasemos una gran prueba y un dolor grande o pequeño; podremos recordar que Dios tiene todo contemplado, para que en el tiempo que menos lo esperemos, la promesa de la plena felicidad se dará de una forma que nos sorprenda y nos sobrepase.

Pues Dios piensa como Dios. Dios vive y piensa con amor, no con lógica humana…

Busquemos entonces dejarnos llevar por esa inseguridad que nos lleva a lo verdaderamente seguro…

Creo que por esto me encantó tanto esta frase que encontré:

“El estrés te hace creer que todo tiene que suceder ahora mismo. La fe te asegura que todo va a suceder en el tiempo de Dios”



  Lucas 14, 25-33 y  Sabiduría 9,13-18

            Alguna vez creo que les comparti este video. Me encanta y creo que puede iluminar también las lecturas de este domingo, por esas cruces que nadie ve, por confiar en los planes de Dios y por buscar la verdadera felicidad que se va consruyendo poco a poco...






Comentarios

  1. Buenas tardes querida Magali.
    Quisiera darte a conocer que, me gustó mucho esta bellísima reflexión que nos has compartido, recuerdo que, cuando por una u otra razón me pongo nerviosa, siempre me la repito.: "TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE" FILIPENSES:4,13 y créeme que me tranquilizo y bendigo a Dios, en ese mismo momento.
    Como tu lo describes :
    Esta reflexión es muy cierta, creámoslo siempre estamos en sus manos, en sus pensamientos, en su corazón, en sus brazos y lo más lindo en sus sueños. (Que belleza).
    Su poder sobrepasa nuestra razón, nuestras capacidades y nuestras eficacias. Amén.
    Dios te bendiga y te guarde siempre querida Magali.

    Elvira Orellana.

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