Una de las experiencias que no puedo olvidar de mis estudios en la universidad, es la de amanecerme más de una vez para hacer un trabajo. Si era un curso y tema que me interesaba, me era más fácil dejar de dormir. Y me tocaba entonces poner toda mi atención y esfuerzo junto a la mejor disposición, para poder hacerlo pronto y bien. Y al meditar en este primer domingo de Adviento, donde encontramos un Evangelio un poco misterioso porque habla de la venida de Jesús al final de los tiempos, encontramos también palabras muy importantes que me movieron particularmente: “Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor… estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre”. Mt 24, 44 Me puse a buscar qué significa “estar en vela”. Y entre varios significados se dice: “hacer guardia por la noche”, “observar atentamente algo”, “continuar trabajando luego de la jornada diaria” o “cuidar solícitamente algo” … Entonces me puse a pensar, cómo es es...
Todos tenemos experiencias cotidianas que nos llenan de asombro y nos llevan a encontrarnos con la presencia de Dios en nuestra vida. Quiero compartirles mis propias experiencias sencillas y reales, que puedan animarles a descubrir las que están a su alrededor...