Una de
las experiencias que no puedo olvidar de mis estudios en la universidad, es la
de amanecerme más de una vez para hacer un trabajo. Si era un curso y tema que
me interesaba, me era más fácil dejar de dormir. Y me tocaba entonces poner
toda mi atención y esfuerzo junto a la mejor disposición, para poder hacerlo
pronto y bien.
Y al meditar
en este primer domingo de Adviento, donde encontramos un Evangelio un poco
misterioso porque habla de la venida de Jesús al final de los tiempos,
encontramos también palabras muy importantes que me movieron particularmente:
“Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá
vuestro Señor… estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el
Hijo del hombre”. Mt 24, 44
Me puse a
buscar qué significa “estar en vela”. Y entre varios significados se dice:
“hacer guardia por la noche”, “observar atentamente algo”, “continuar
trabajando luego de la jornada diaria” o “cuidar solícitamente algo” …
Entonces me
puse a pensar, cómo es estar en vela para realizar un trabajo o para un
encuentro con amigos, y como es aguardar y estar en vela para esperar el asunto
más importante de nuestra vida.
Cuántos
ingredientes y recetas importantes se pueden vivir para estar verdaderamente en
vela aguardándolo con todo. Aquí les comparto algunas características que me
suscitaron al rezar.
Pensaba en
primer lugar que el que está en vela para algo importante, no se queda dormido.
No importa la hora. Y sabe aguardar día y noche hasta que llegue lo que tanto
anhela. Eso sucede cuando nos es tan importante, que puede quitarnos el sueño,
porque le buscamos y esperamos para se quede con nosotros. Jesús, que no me
quede dormida, que mi anhelo de estar junto a ti me de fuerzas en todo momento
para tener los ojos y el corazón muy abiertos y despiertos.
El que vigila
de verdad, está motivado, entusiasmado y dispuesto a todo. Dispuesto a dejar lo
que sea para alcanzar lo que espera. Se proyecta, se vislumbra con aquello que
espera. Y por eso, el tiempo no cuenta ni cansa con tal de recibirlo. Señor,
que mi amor por ti sea siempre mi motor, mi motivación y lo que me anime a
estar dispuesta a recibirte y tenerte siempre a mi lado.
Estar en
vela, vigilando y manteniendo la esperanza. Vigilia confiada, porque estamos
seguros que no nos defraudará. Estar en vela para aguardar al que es siempre
fiel y siempre cumple sus promesas.
Estar en vela
implica como dice una de las definiciones, el seguir trabajando luego de la
jornada. Y es que se trata de estar en vela todo el tiempo, a cada instante.
Estarlo siempre, como un estilo de vida, que expresa dónde está puesta nuestra
mirada. Un estar en vela en el que siempre se pisa tierra y siempre se tiene el
corazón en el cielo.
Estar en vela
como las vírgenes prudentes. Con aceite, con todo dispuesto para poder acogerlo
mejor, para estar más unidos a Él, para poder escuchar mejor lo que nos diga y
nos pida. Como cuando tenemos una visita importante y tenemos todo el hogar
dispuesto a que sea una hermosa velada y un hermoso encuentro. Señor, que
siempre busque madurar y crecer el aceite de mi espíritu, para que al verte día
a día y cara a cara pueda gozar plenamente de este encuentro.
Estar en vela
puede vivirse mejor si estamos con aquellos hermanos y amigos que caminan con
nosotros, que no nos distraen o desaniman, sino que nos ayudan a guardar mejor
la vigilancia. Esos que nos alientan a no quedarnos dormidos.
Un estar en
vela que se hace mejor, cuando estamos bien alimentados, de la Eucaristía, de
la Palabra, de la gracia regalada y de tantos tesoros que Él nos ofrece para el
camino.
Un estar en
vela que también se hace mejor si andamos ligeros, si andamos frescos y
limpios. Ese poder estar sólo con lo simple, lo sencillo e indispensable. Estar
en vela con lo esencial para que nada distraiga y desvíe ese encuentro bendito
que aguardamos.
Un estar en
vela aguardando y recordando las bendiciones vividas. Esa vigilia que se hace
más alegre cuando nos alimentamos con los recuerdos y los dones recibidos.
Estar en vela
aguardando al Señor, con un regalo y una ofrenda. Aguardarle con un ramo de
flores de colores intensos como son vivos los momentos, los logros y los gozos
vividos.
Estar en vela
y con la puerta abierta, para que no perdamos tiempo en decidir qué llave usar,
qué ruta seguir o cómo abrir el candado de la inseguridad y las complicaciones.
Tener la puerta bien abierta y bien dispuesta.
Estar en vela
y aguardarte Señor, sin formalidades y formas impersonales, porque se trata de
este amor entre Tú y yo…
Estar en vela
y aguardarte, sin tener que darte mi dirección, pues quién mejor que Tú sabes
dónde, cómo y para qué estoy aquí…
Estoy en
vela, te espero, te recibo y quiero dar lo mejor de mi para que recuerde los
encuentros ya vividos, para que viva los que ya vienen y esta llegada tuya sea
eternamente nuestra…
Pero antes
que yo pueda estar en vela, concluyo que Tú también lo estás hace tanto tiempo.
Que aguardas pacientemente hace siglos mi si, mi hágase y que abra mi puerta
para cenar contigo.
Hoy Señor
vivamos este maravilloso encuentro que brota de tu amor vigilante y eterno con
mi frágil amor que busca estar en vela para verte pronto y verte siempre.
Mt 24, 37-44
____
Esta canción
siempre me conmueve y gusta. Y habla del amor constante y vigilante de Jesús
que se mantiene en vela, tocando nuestro corazón hasta que le dejemos entrar,
hasta que venga y se quede con nosotros.
h
Excelente
ResponderEliminarQuiero estar en vela , esperandote mi Jesús amado...
ResponderEliminar