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Mostrando entradas de febrero, 2023

Conmigo en el desierto...

  Hoy me conmueve ver a Jesús que viene a mi vida de tantas formas.   Si, mi amado Jesús, pues S i te hiciste hombre y viniste al mundo para unirte a nuestra humanidad, hoy tomo conciencia que viniste a encontrarte conmigo también en mi propio desierto.  Vas y te introduces a nuestro desierto, este lugar tan árido y seco por el que todos nosotros atravesamos.  Mi humanidad como la de todos, reconoce que tenemos ocasiones en las que nos experimentamos sedientos, cansados, solos o sin frutos por delante. Unos más largos que otros, unos más difíciles que otros. Pero todos al final lo son… Y hoy Jesús, quisiera hacer un pequeño viaje en el interior para reconocer tu presencia allí…  Espero que lo que hoy grafique de forma tan pobre y sencilla, anime a mis hermanos a experimentar al igual que yo, una inmensa gratitud por tu entrega, tu compañía y solidaridad en estos momentos. Cuando me experimento en un desierto, puedo percibir el cansancio y calor. Pued...

Paz...

               Estas últimas semanas he tenido encuentros con personas que están sufriendo mucho por injusticias, por sentirse ignorados o rechazados por aquellos que más aman. Un sufrimiento al que es difícil darle una explicación. Situaciones en las que es mejor no encontrar culpables y mejor buscar una verdadera esperanza y ayuda.             Me puse a pensar en todo aquello que puede ocurrir en nuestro interior en momentos como éstos. Y me ayudó a comprender un poquito lo que Jesús nos invita a vivir en el Evangelio de este domingo. Esto tan fuerte como lo que significa poner la otra mejilla.             Y es que hemos de reconocer lo difícil que es sentirse rechazado, incomprendido, ignorado o humillado. Es doloroso tener la sensación de espadas en el corazón de diversas formas, más aún cuando viene de los nuestros.   ...

La verdadera sabiduría…

  Qué sano es tener pautas y normas para vivir, para ayudarnos a saber qué decisiones tomar, qué hacer o qué no hacer. Seguro que por ello Jesús que nos conoce tanto y fue hombre como nosotros, más de una vez nos ha explicado o dicho qué y cómo vivir. Uno de esos momentos se ve en el Evangelio de este domingo. Pero Jesús, que es un Dios vivo y que es el mismo amor, tiene siempre una razón y una sabiduría que viene de fondo para cada cosa. Creo que a ti y a mi nos podría ayudar leer este pasaje, pero ahondando en esa sabiduría del amor que viene detrás. Me ayudó mucho quedarme meditando en la segunda lectura en la que San Pablo trató de describir cómo es esta sabiduría y dice: “Sin embargo, hablamos de sabiduría entre los perfectos, pero no de sabiduría de este mundo ni de los príncipes de este mundo, abocados a la ruina; sino que hablamos de una sabiduría de Dios, misteriosa, escondida, predestinada por Dios desde antes de los siglos para gloria nuestra, desconocida de todos ...

Los apodos….

    Hay apodos y formas de llamarnos entre nosotros muy especiales.  Es como que a lo largo de los años, en ellos ha brotado un poco o mucho de nuestra personalidad. Esos que fueron puestos por nuestros hermanos o mejores amigos. Esos tan nuestros, que podrían llamarnos en la calle por nuestro verdadero nombre y no voltear y responder. Y a ti Jesús, cómo te encanta ponernos apodos, nombres y títulos que describan quiénes somos para ti, para el mundo y para nosotros mismos. Nosotros somos las ovejas y Tú el Pastor, somos los sarmientos y Tú la Vid, somos tus discípulos, pescadores de hombres. Somos hijos del Padre e hijos de María, somos templo del Espíritu. Somos bienaventurados. Nosotros, somos tus hermanos. Y entre tantos, hoy nos dices dos muy particulares: "Ustedes son la sal de la tierra…Ustedes son la luz del mundo.”  Mt 5, 13-16   Dos elementos tan valorados en toda época. Y entonces me puse a hacer una pequeña lista de todas las riquezas y bondades que t...