Qué cercanos eran
Lázaro, Marta y María para Jesús. Y qué bonito leer sus historias. Con hechos
milagrosos como éste, junto a otros de la vida cotidiana que hasta nos cuenta una
“pelea” entre Marta y María. Pasajes que confirman que evidentemetne no fueron
solo discípulos, sino personas de mucha confianza y muy amigos de Jesús. Como
estarán pasándola con Él en el cielo…
Y al rezar este Evangelio, me conmovió especialmente el
encuentro que se dio luego de la muerte del hermano. Un encuentro de mucho cariño
y de esos reclamos que solo se hace a alguien cercano. Un encuentro en el que
hay lágrimas de las hermanas, de los amigos y del mismo Jesús.
Encuentro en el que me dejó resonando el pedido tan
fuerte y difícil que Jesús les hace al llorar frente a la tumba: pedir que
abran la loza, y en el que Marta con toda confianza le recomienda no hacer eso,
porque luego de 4 días ya “huele mal”. La hermana que está de duelo y con
profundo dolor, le habla con libertad y sinceridad a esa persona en quien se
apoya. Pero Marta no sólo tiene en frente a su amigo, sino a Dios mismo, que es
capaz de todo.
Y ¡Qué amor el de Jesús! A quien no le importa el olor,
la apariencia y lo desagradable de la situación. Sólo quiere ver a su amigo
vivo otra vez. Deseo que va acompañado de ese grito potente: “Lázaro, sal fuera”
con el que su amigo querido vuelve y despierta.
Y entonces, cómo no remitirme a ese amor que tiene por ti
y por mí, en el que es capaz de despertarnos con gritos y cantos ante tantos
tipos de muerte. Ese amor en el que no le interesa cómo nos vemos, qué tan desfigurados
y malolientes estemos por nuestras enfermedades interiores. Sólo sueña con
vernos vivos y felices. Sólo sueña vernos sin heridas. Y sueña también por quitarnos el dolor por la muerte de los que más amamos.
No olvidemos ésto que Jesús nos enseña al resucitar a su amigo y a nosotros: para dejarnos amar y resucitar por Él, no tenemos que estar maquillados y limpios. Él nos quiere como estemos, porque sabe que una fuerza divina y poderosa es la única capaz de sanarnos, lavarnos y despertarnos.
Nunca dudemos de buscarlo, estemos como estemos, porque Él sólo sabe
trascendernos y sólo le interesa más que a nosotros mismos que vivamos en plenitud …
Te comparto esta oración que escribí al rezar este
pasaje, espero que te ayude.
Cuántas
veces fuimos como Martas de los nuestros,
que
con genio fuerte y saliendo al encuentro
te
reclamamos cuando las cosas no mejoran
y
cuando los nuestros lloran.
Martas
que sabemos buscarte y pedirte
pero
que impacientes queremos ya todo curado
a
nuestro ritmo y forma
pero
que sabiéndonos comprendidos
y
aceptando Tú nuestros reclamos,
nos
das lo que te pedimos porque Tú eres el Mesías esperado.
Cuántas
veces fuimos como Marías de Lázaro,
que
a tus pies escuchamos lo que dices
que
a tus pies te lloramos y sollozamos
y
a tus pies también algunas veces nos quejamos
por
no haberlos curado.
Martas
y Marías que podemos recordar con ternura
que
eres nuestro gran Amigo
que
llegas y te acercas siempre, siempre
aunque
no te veamos a veces
y
con tus códigos, tus travesuras y detalles
te
nos revelas y te quedas a nuestro lado.
Cuantas
veces Jesús,
hemos
sido Lázaros resucitados,
porque
viniste a nuestra tumba
cuando
estábamos muertos de muchas formas,
sin
ya poder ver la luz del día
a
pesar de tener Martas y Marías a nuestro lado.
Cuantas
veces tus ojos humanos lloraron
por
nuestra muerte y enfermedades
conmovido
por nuestras penas y nuestros miedos,
por
nuestras decepciones y traiciones.
Ojos
que a la vez siendo divinos,
elevaron
tu mirada al cielo para salvarnos y despertarnos.
Cuantas
veces a tu corazón divino y tus ojos eternos
no
le importó vernos muertos tanto tiempo
donde
la podredumbre o el olor que se agregan
no
frenaron tu amor infinito y tu pasión eterna
por
vernos resucitados
por
vernos felices para siempre.
Cuántas
veces con grito y voz potente
que
eran como con cantos de victoriosa gloria
nos
has despertado y sacado fuera
para
dejar de mirar la muerte
para
desaparecer lo oscuro
y
mirar sólo la luz eterna y el futuro pleno.
Cuántas
veces Señor nuestro
te
revelas así,
tan
vivo, tan amante, tan creyente
confiando
en quienes somos
en
el corazón que no perdemos
aunque
nosotros no lo comprendemos.
Cuántas
veces más te agradeceremos
sin
ser suficientes
porque
al 3er día tu resucitaste
y
por nosotros esperas más de 4, más de mil
si
fuese necesario.
Aquí
estamos como Lázaros, Marías y Martas,
agradecidos
y sorprendidos una y otra vez
aquí te esperamos de
espaldas a las tumbas
aquí te esperamos con la mirada fija a ti y al cielo.
Amén
Jn. 11, 1-45
nunca había notado cuán grande es el Amor de Jesús por nosotros, antes de leer esta oración. GRACIAS ❣️
ResponderEliminar🌹🙏♥️
ResponderEliminarMuchas gracias querida hermana, muy hermosa tu Oración y prédica donde recordamos el Infinito Amor de nuestro Dios
ResponderEliminarRecibimos tanto y que ingrata soy , perdón Padre Nuestro, dame la fé.Marta y María.
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