Tengo una amiga a quien quiero mucho y con quien nos comunicamos seguido aunque vivamos lejos. Y algo muy curioso que solemos hacer, es contar cuando algo se nos pierde, porque sabemos que San Antonio nos ayudará. Más de una vez le hemos pedido no sólo por algo material. También le pedimos encontrar una respuesta, encontrar la forma de relacionarnos con una persona, encontrar la solución a un problema o conflicto. ¡Y más de una vez nos ha hecho el favor!
Pero a veces necesitamos buscar algo que no necesariamente se ha perdido, sencillamente no lo hemos tenido. Y pienso en todos los que conozco y quiero. Y tengo ganas
de tenerle en frente y decirle: ¿Qué es lo que buscas en tu vida? ¿Cómo te puedo ayudar? Porque de esa
respuesta tal vez pueden derivarse opciones importantes en la vida. Si tú y yo realmente queremos encontrarlo, no tengamos miedo a releer, confirmar o cambiar nuestra forma de vivir.
Hoy
que recordamos la Epifanía del Señor, la venida de los Reyes Magos, me cuestiona
una vez más el ejemplo que nos dan. En ellos esta esa decisión tan fuerte
y firme de encontrar al Rey de la humanidad. Una decisión que los llevó a recorrer sin dudar
1600 km. Sabios que dejan comodidades, cultura, idioma o
abrirse a otra religión, con la esperanza de encontrar al sentido de la existencia y con la única señal de seguir una estrella. Sabios y
eruditos que no echaron suerte de la nada, sino que con estudio y reflexión decidieron
darlo, con la certeza que iba a nacer y que sería el suceso más importante para la humanidad.
Pero
cuando uno no quiere buscar, las cosas son muy distintas. Se hace incapaz incluso
de ver lo que está en frente. Unos sabios se demoran días en llegar para encontrar
al Rey, mientras que los sabios judíos, los sumos sacerdotes que dedicaban su vida para la llegada del Mesías y que conocían las escrituras no se animan con este signo. Son incluso los que les
explican a estos hombres de oriente las profecías y el lugar del nacimiento
en Belén. Pero no van…
Me
quedo con este ejemplo que nos traen los sabios de
oriente: buscar lo importante y poner en ello todas nuestras fuerzas. Busquemos
con humildad, reconociendo que Dios que nos ama tanto, es lo más importante y
lo único que puede darnos todas las respuestas a nuestras preguntas y todas las
guías para encontrar lo que necesitamos.
Busquemos
dentro, en nuestro espíritu, y encontraremos que allí está Jesús nacido, encarnado
y tan vivo. Y sí es verdad... antes de buscarle nosotros, ya nos ha buscado primero y nos ha
encontrado en todos los rincones y estados de nuestra vida. Allí donde menos
esperamos nos busca y encuentra, porque sabe que nuestro camino y viaje en esta
vida necesita de un Amor constante y cercano para encontrar la felicidad.
Dejémonos
encontrar por este Niño que nos ha buscado primero, y démosle nuestros cofres
llenos de fragilidades, de preguntas, de asombros, de sueños, de miedos y de
humanidad. Y cuando menos lo esperemos, encontraremos que nos ha regalado para el camino riquezas,
grandezas, Amor inagotable y una paz que no tiene nombre.
Dejémonos
encontrar por este Niño que nos ha buscado primero, y vaciemos nuestros cofres
para que los llene de ese Amor que queremos dar a los demás.
Dejémonos encontrar por este Niño que nos ha buscado primero, y encontraremos a María arrullándole, a quien le contaremos nuestras aventuras en este camino, para que nos anime a seguir avanzando. Ella lo hizo tan bien en el camino a Belén, en el camino a Egipto, en el camino a su prima Isabel, que sabe de los tropiezos, de los riesgos, de las inseguridades, de las lluvias y del sol. Con su compañía maternal y mostrándonos al Hijo, llegaremos más pronto a ese destino que estamos anhelando tanto.
Abramos
los ojos, abramos el espíritu y busquemos lo verdaderamente importante que no se acaba, que no se apaga y que no nos roba la paz del corazón.
Abramos los cofres del corazón de par en par, para que Jesús nos encuentre. Y así sinceros y necesitados le daremos todas nuestras fragilidades y debilidades, para que Jesús Niño, Jesús Dios, las cure y transforme en verdadero gozo. Para eso vino al mundo...
Este es un misterio que no terminaremos de entender. Pero
allí está: Dios hecho Niño y Hombre, buscándonos sin cesar para salvarnos y darnos una
vida plena cuando nos dejemos encontrar y amar por Él.
Mateo
2, 1-12
______
-Espero
que la letra de esta canción nos ayude a ahondar más en este misterio. No me he equivocado
de tiempo litúrgico, sino que en Jesús, TODO ESTÁ UNIDO…
Que
locura es esta
-
Y les comparto también esta lindísima canción de un buen amigo. Estoy segura
que también les va a gustar. Tiene también un mensaje muy importante.
Cuarto
Rey Mago
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