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Curando la SOPREDAD...

 




No es error de tipeo, es una forma que me se me ocurrió para llamar a lo que una persona experimenta al sentirse frágil, enferma y sola. Como el protagonista del Evangelio de este domingo, en el que Jesús nos habla directamente al corazón, para entender  mejor estas situaciones tan humanas y muchas veces difíciles de comprender…

Es la historia de un leproso que toma el valor de acercarse a Jesús para pedirle que le cure de una forma muy humilde, reflejando una madurez que fue alcanzando a lo largo de esta dolorosa enfermedad.

Te invito a situarte en esta historia, que nos muestra el amor de Cristo; y en la que tú y yo podemos identificarnos de alguna manera.

Espero que te ayude y anime a dejarte amar y sanar cada vez más por Él.

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo: «Quiero: queda limpio». La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio». Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes. Mc 1, 40-45

 


Un leproso:

Esa enfermedad limitante, en la que poco a poco la piel y todo el cuerpo se va descascarando y descomponiendo.

Experiencia humillante, que en la época de Jesús implicaba el rechazo continuo de los demás por miedo a ser contagiados.

Una experiencia honda de dolor y soledad, porque podía hacer daño a los suyos, aislándose y alejándose de los que ama.

Enfermedad entendida también en esa época como un castigo, como las consecuencias de sus caídas y pecados.

Una enfermedad, que si la relacionáramos con nuestra vida, cambia de nombre a orgullo, autosuficiencia, ira, resentimientos, vicios y desórdenes que no podemos cambiar, avaricias y tantos hábitos que nos pueden destruir y descascarar por dentro poco a poco…

Una enfermedad que nos hace vivir la "sopredad" (lepra+soledad).

Se acerca y se pone de rodillas:

Porque este hombre estaba sufriendo mucho, solo y desesperado. Pierde la vergüenza, buscándolo aunque sea humillado y ofendido por los demás. Y tiene este gesto tan significativo al ponerse de rodillas ante Él.

Experiencia que puede remitirnos a esas situaciones límites en las que ya no hay forma de aparentar una imagen y no hay forma de mantener el orgullo.

Bien se dice: “El orgullo nos hace artificiales; la humildad nos hace reales” Thomas Merton

Y es momento para reconocer lo liberador que es abrir el corazón para sincerarnos y mostrarnos frágiles. Reconocernos vulnerables ante Él y/o los demás, reconociendo que aquello nos cuesta, aceptando que no podemos lograrlo solos, que no somos buenos en eso aunque lo intentemos (y no pasa nada...). Esos momentos en los que vemos con dolor las consecuencias de nuestros defectos y vicios incontrolables, cuando vemos el dolor de nuestras heridas, cuando nos sentimos como un cristal a punto de quebrarse, cuando vemos todo oscuro y sin salida, cuando la situación económica o ese problema terrible está por estallar, cuando experimentamos el dolor por la futura partida o el duelo de aquel que tanto amamos. Tantas experiencias de vulnerabilidad en las que es absurdo jalar o mostrar una irreal autosuficiencia.

Es allí cuando tocamos el suelo de rodillas, para empezar a tocar el cielo con el corazón…

“Si quieres puedes limpiarme”:

¡Qué frase tan honda! Porque la ayuda que le pide a Jesús no es solo curarle o solucionar ese problema concreto.

Este buen hombre descubrió necesidades más hondas y esenciales para su vida, y le pide limpiar y arreglar toda su vida.

Estoy sinceramente convencida que son esos momentos de nuestra vida, en los que esa situación límite, nos llevó a dar un salto cualitativamente hondo que nos permitió leer, amar y replantear el sentido de nuestra vida y de valorar lo esencial. Momentos luego de los cuales no seremos los mismos, porque el dolor y el amor nos hizo más sabios, más solidarios, más generosos, más comprensibles, menos juzgadores y más agradecidos…

Compadecido extendió la mano y lo tocó diciendo “Quiero, queda limpio”:

Respuesta de amor de Jesús, a quien no le interesa o preocupa contagiarse. Le importa él, le importa su vida y salvación. Le importa aliviar ese hondo sufrimiento.

Y le muestra su amor con aquel gesto que el leproso no recibía hace tanto tiempo: ser tocado. Toca la piel podrida, el mal, el daño de su vida para que se sienta amado y respetado. Un decirle “No importa tu fragilidad, me importas tú, porque eres digno, valioso e importante para mí” “Te amo y quiero limpiarte, curarte, salvarte y hacerte feliz para siempre”.

Entonces, cómo no tomar conciencia que Jesús también toca nuestras heridas descascaradas y que nos hacen tanto daño… 

Nos toca de tantas maneras, a través de tantas formas y personas. 

Jesús SIEMPRE QUIERE LIMPIARNOS… y antes que se lo pidamos.

Que esta semana recordemos todos aquellos momentos en los que Jesús ha tocado nuestra vida, nos ha abrazado y nos alivió de tantas formas para poder amar y tocar a los nuestros que tanto amamos. 

Jesús,

Me estás esperando divinamente ansioso

a que te pida ser sanada 

y a dejarme amar y aliviar por ti

como sólo Tú puedes hacerlo.

 

Quieres limpiarme, curarme, salvarme

todos los días y en toda mi historia

para reencontrarme más y mejor

contigo, conmigo y con los que tanto amo.

 

Ayúdame a abrir el corazón humildemente,

poniendo mi alma de rodillas

para mirar con paz y valor esa lepra y soledad: esa sopredad…

para que me levantes, me toques,

para que me abraces de esa forma indescriptible

que derrite y enciende el corazón.

 

Todo lo vivimos juntos

y siempre caminaremos juntos

ya sin prohibirme hablar de este amor que me tienes

para poder contar a todos

que contigo, 

la sopredad se convierte en amor pleno

y en felicidad eterna.

AMÉN

________

 Esta linda canción puede complementar esta historia que es la tuya y la mía también...



 


Comentarios

  1. Gracias Maga, maravillosa reflexión para iniciar la Cuaresma

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  2. Muchas gracias querida hermana muy linda reflexión
    Bendiciones

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  3. Muy lindas y profundas palabras
    Muchas gracias son de mucha utilidad en un mundo tan lleno de apariencias .
    Me quedo con la frase el orgullo te hace falso y la humildad real

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