¿Cómo
llamar a esa experiencia de esperar lo que tanto queremos, pero al tenerlo al
frente no sabemos cómo reaccionar? Sucedió, está allí y nos quedamos mudos, lo
negamos, nos ponemos a reír porque no sabemos qué hacer, lo miramos y volvemos
a mirar sin saber cómo responder. Es como que no lo creemos, como ese
desconfiar y no creer que nos pueda estar sucediendo algo tan bueno.
¿Tiene
ésto algún nombre? No lo sé, pero es algo muy humano. Y creo que
generalmente sucede luego de haber tenido experiencias que fueron
todo lo contrario. Decepciones, pérdidas, frustraciones o experiencias
difíciles en las cuales dan ganas de concluir que no volveremos a confiar, no
volveremos a ilusionarnos o no volveremos a tener esperanza en esa persona o
esa oportunidad.
Pero
entonces suceden cosas increíbles y hasta milagros. Suceden hechos que nos
cuesta creer porque habíamos “tirado la toalla”.
Fue
esto lo que me suscitó al rezar el Evangelio de este domingo en el que Jesús se
les aparece y los apóstoles luego de verlo muerto. No saben qué decir, se
alegran, se quedan mudos, no creen, lo miran, dudan y más…
Jesús
entonces comprendiendo perfectamente lo que experimentan les dice: “Por qué os
turbáis” “¿Por qué surgen dudas en vuestro corazón?... …soy yo en persona…
palpadme”. Ellos no son capaces de creerlo, y Jesús sin juzgarles o
resondrarles, se pone a comer delante de ellos para que sean capaces de creer
en su Resurrección.
Cuánto
nos puede mostrar esta hermosa historia, vivida en los apóstoles de Jesús, pero
que se puede repetir una y otra vez de diversas formas en nuestro camino de fe.
Porque hay algo importante que no debemos de dudar: Jesús siempre vendrá a
nuestro encuentro. Jesús resucitó también por ti y por mí. Jesús nos traerá una
y mil veces pruebas para creerle.
La
fe implica tenerla para poder ser testigos de milagros, y no que haya milagros
para que tengamos fe. Pero también es cierto que Él nos conoce muy bien y que
sin dudar nos dará muestras de su amor, de su presencia y de su constante ayuda
a lo largo de nuestra historia.
Que
esta semana estemos abiertos a descubrir cómo se presenta en nuestro día a día,
en nuestra vida cotidiana, en los momentos felices como en los difíciles. Él
nos mostrará una y otra vez que no solo se aparece, sino que NUNCA ha dejado de
estar junto a nosotros. Se trata de abrir los ojos del espíritu para
asombrarnos, y reconocer su presencia amorosa, que nos llena de paz y esperanza
en nuestro caminar.
Espero
que esta pequeña oración que escribí te ayude a ahondar en este tema:
___
Vienes y te apareces
para verte y creerte,
te haces extraordinariamente visible
aunque mis ojos no te vean;
pero estás,
te percibo.
Y envolviéndome con tu abrazo indescriptible
caminas conmigo,
a veces de la mano,
y otras cargándome amorosamente,
pero aquí estás.
Te muestras en mi vida mi Señor
de tantas formas y personas,
que te apareces cada vez más vivo,
y cuando menos lo espero.
Y hay veces que no puedo olvidar,
que te me acercas tímidamente y respetuosamente cuando
la fe se me cierra.
Te mantienes aquí, aunque quiera alejarme.
Y me esperas con los brazos abiertos, cuando regreso.
Y así como les enseñas tus manos milagrosas,
me muestras tantas pruebas
que parecen hechas a mi medida,
pruebas de tu amor constante
pruebas de tu gracia divina.
Vienes y te apareces una y otra vez:
como el primer día que me llamaste,
como el resto de mis días en que lo sigues haciendo,
como lo haces en los momentos de temor y de debilidad
como lo haces también en los momentos de asombro y
gratitud.
Vienes y te apareces,
¡Pero en realidad nunca te fuiste!
Vienes y te apareces,
Pero en realidad estás siempre presente…
Y junto con darte gracias una vez más,
sólo te pido una vez más
darme tu amor y tu gracia,
para abrir mi corazón y espíritu,
pudiendo descubrirte vivo y real en cada momento de mi
vida,
para asombrarme cada vez más con esa presencia que
inunda,
con ese amor que alborota.
Quiero mi Señor hacerte presente en los míos,
y en toda ocasión que me regalas,
porque estoy segura, que también así tu amor crece, tu
presencia abunda y todo se llena de dicha plena.
Aquí estamos, viviendo todo juntos
Aquí estás junto a mí, dentro de mí.
Aquí estoy para dártelo todo con gozo y esperanza.
AMEN
---
Y
les dejo esta linda canción que nos habla de su presencia en toda nuestra
vida...
https://www.youtube.com/watch?v=P1PozkCHJE8
Presente, siempre, gracias Magali por la reflexión.
ResponderEliminarMuchas gracias querida hermana
ResponderEliminarBendiciones