¡Ya no puedo más! ¡Me voy! ¡Hasta aquí llegó! Experiencias muy humanas, que son como cuando la cuerda aunque sea fuerte, está a punto de romperse. Expresiones que hemos dicho o escuchado decir ante alguna situación límite. Momentos en los que se experimenta que no se puede sostener más esa lucha. Situaciones en las que podemos sentir que la varilla es más alta de lo que somos capaces. Aquellas que no se trata sólo de un cansancio físico; más bien hay algo emocional e interior que hace sentirnos solos, incomprendidos, decepcionados de otros e incluso de nosotros mismos. Momentos en los que no nos reconocernos y no creemos poder llegar a fin de año, de mes o ni un día más... Creo que lo importante de estos momentos es que al pasar el tiempo y miramos hacia atrás con tranquilidad y objetividad, podemos descubrir que han sido momentos en los que pudimos madurar y sacar lo mejor de nosotros mismos. Situaciones dolorosas, situaciones límites, crisis, situaciones de fracaso o frust...
Todos tenemos experiencias cotidianas que nos llenan de asombro y nos llevan a encontrarnos con la presencia de Dios en nuestra vida. Quiero compartirles mis propias experiencias sencillas y reales, que puedan animarles a descubrir las que están a su alrededor...