La vida es un regalo que nos deja
atravesar la existencia. Cada cumpleaños le damos gracias a Dios por habérnosla
regalado, y siempre tenemos cosas maravillosas por las cuales valorarla más
y más. Una vida que, a pesar de las pruebas y problemas, nos ofrece cada día una
nueva oportunidad para ser felices.
Y cada uno de nosotros, desde nuestra particular
forma de ser, desde nuestra condición de vida y cultura, tenemos alguna forma de experimentar que siempre vale la pena vivir y gozar de este
regalo...
Hoy rezando las
lecturas de este domingo, me cuestionó de manera particular cómo los
seres humanos podemos llegar a tener algo tan valioso como la vida, y podemos dejar de valorarla
y atesorarla.
Como Elías, en el relato
de la 1ra lectura:
“Elías anduvo por el
desierto una jornada de camino, hasta que, sentándose bajo una retama, imploró
la muerte diciendo:«¡Ya es demasiado, Señor! ¡Toma mi vida, pues no soy
mejor más que mis padres!”. 1 Re 19, 4
O en el Evangelio,
cuando la gente que escuchó decir a Jesús que era el Pan de Vida no le creía y desconfiaba:
“¿No conocemos a su
padre y madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?” Jn 6,42
Y ante estas
actitudes, lo que me encantó fue ver lo claro y directo que es Jesús cuando les
dijo algo que también nos lo puede decir a nosotros:
“No murmuréis entre
vosotros”. Jn 6,43
Murmurar o criticar: ese
dejarse llevar por la desconfianza y la tristeza. Ese desalentarse, querer dejar las
cosas como están, dejar de luchar o hasta desear la muerte. Ese quedarnos negativos,
incrédulos o quedarnos solamente en los “pero”.
Y creo que ésto nos ocurre
cuando la mirada se queda por debajo del horizonte, en lo inmediato. Cuando vemos
las dificultades más poderosas que la grandeza del corazón, cuando permitimos
que el problema nos afecte sin creer verdaderamente que hay una resurrección. Cuando más caso
le hacemos a los sentimientos, a los miedos y dificultades volviendo todo catastrófico,
inútil y permitiendo el fracaso por adelantado.
Murmurar o criticar: apagar
la vida poco a poco …
Entonces escuchemos a
Jesús otra vez: “No murmuréis entre vosotros”. Jn 6,43
Porque entonces Cristo
no sólo nos pide amar la propia vida, sino que nos ofrece una vida más plena:
¡Él mismo, que es el origen de la vida, nos la ofrece en abundancia! Y se hace
Pan, en el que se encarna todo el amor y todo el poder del universo.
Y nos dice:
“Yo soy el pan de la
vida”. Jn 6,35
Nunca terminaremos de
entenderlo, pero hoy nos habla del misterio de este regalo: la Vida plena, en
abundancia. Una vida infinitamente más grande aún que la vida hermosa que ya
tenemos...
Nos regala una vida
que cura, que es contraria a la muerte y a los frutos de esas murmuraciones…
Vida para siempre,
vida que despierta, que alegra y enciende el corazón, que se prende con el amor.
Vida que nos colma de felicidad. Vida que nos llena de entusiasmo el correr de los días y las noches, que apasiona,
que da frutos, que camina, que canta, que renueva y renace.
Dejemos de murmurar y
apagar la vida, y empecemos a acoger cada vez más la Vida plena y en abundancia
de Jesús que viene a nuestro encuentro y para toda la eternidad…
___
Gracias
Jesús por darte a ti mismo,
porque
siendo la vida plena
hasta
te hiciste un simple PAN para estar conmigo.
Gracias,
porque que al estar en mi espíritu
generas
una revolución,
y
una fuerza capaz de derretir la tristeza
y la murmuración que busca extinguirme.
Gracias,
porque eres la misma vida,
y
me la regalas para encender la mía,
para
que la paja del sin sentido, la tristeza y el desánimo
se
haga fuego que se convierte en calor ardiente de amor y esperanza
y
puede abrigar y renovar todo corazón frío y desalentado.
Solo
tú, Pan Vivo ,
eres
capaz de despertarme del sueño.
Porque
tu vida es como una campana de gozo
que
hace vibrar todo en mi alma, mi historia y mis luchas
como
una campana, con un canto que me levanta toda y muy alto
para
caminar, saltar y correr al cielo
éste
que empieza aquí en la tierra.
Gracias
Jesús por darme la vida
que
unida a la tuya no tiene límites ni final…
Amén
Jn. 6, 41-51
Les
dejo una canción que habla de Jesús, el que nos da la vida plena…
Muchas gracias querida hermana muy linda tu reflexión
ResponderEliminarEs el Señor nuestro Dios, que nos regala la vida Eterna
Bendiciones
Gracias Señor x el Regalo de la Eucaristía!!!
ResponderEliminarBuenas tardes querida Magali, gracias por la meditación de hoy.
ResponderEliminarA veces pienso, que en los Evangelios, en la que se nos da a conocer la vida y milagros de nuestro dulce y amado Jesús y me pongo en el lugar de la gente cercana a Él, (vecinos y familiares), y le reprochan lo que dice de si mismo, se muestran incrédulos, hasta enfadados, me pregunto es que aún "no habían visto sus obras y milagros" y por eso no lo reconocen, como el "Hijo de Dios Padre"
Entonces escuchamos a Jesús otra vez:
"No murmuréis entre vosotros"
Tú nos dices:
Cuando más caso le hacemos a los sentimientos, a los miedos y dificultades, volviendo todo catastrófico, inútil y permitiendo el fracaso por adelantado.
Por que Cristo nos pide amar la propia vida, sino que nos ofrece una vida más plena:
Él mismo que es el origen de la vida, nos la ofrece en abundancia.
Y se hace Pan, en el que se encarna todo el amor y todo el poder del universo.
Maravillosa tu meditación querida Magali.
Dios te bendiga y te guarde siempre.
Elvira Orellana B.