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Mostrando entradas de febrero, 2025

Vencer la cólera...

  Era de mañana, íbamos por una calle peligrosa y mi mamá manejaba. Hacía mucho calor y tenía la ventana abierta. Cuando de pronto en una luz roja apareció un hombre que arranchó su reloj. Ella se defendió como pudo, pero el ladrón se lo llevó. Felizmente no pasó nada más. No sabía qué sentir; era una sensación de miedo e impotencia y sobre todo cólera por una injusticia, porque arrebató algo que no era suyo y que ella tanto valoraba. Cuando de pronto  me preguntó si estaba bien, para luego decir una frase que no se me olvida: “pobre hombre, espero que lo use para lo que esté necesitando tanto…”.  Y siguió manejando serena... Esa actitud no se me borró de mis recuerdos. Me dio una gran lección porque la nobleza, compasión y el perdón le brotó automáticamente, (obviamente luego le salió el susto y se fastidió mucho).  ¿Quién no ha sentido cólera más de una vez en su vida? Y me vino esta historia al leer lo que Jesús nos alienta a vivir este domingo: «A vosotros los qu...

Se trata de confiar bien...

  Estaba en misa y noté que la fila de comunión no avanzaba. Entonces me di cuenta que había un hombre alto y ciego que no podía seguir caminando, desorientado, mientras la señora que lo acompañaba se había alejado. Estaba a punto de ayudarlo cuando ella regresó. Me conmovió su miedo y fragilidad, y esa necesidad inminente de depender de alguien para poder avanzar. Y de regreso a casa me vino al corazón la certeza que, si bien no somos personas tan limitadas físicamente, todos somos como este señor. Personas limitadas, frágiles y vulnerables que necesitamos de alguien para poder avanzar en la vida. Y pasadas unas horas le di gracias al Espíritu por hacerme comprender que esta es una clave importante para aproximarnos a la vida con una mirada sincera, humana e iluminada por la fe. Y es desde esta clave que les propongo entender mejor las palabras tan fuertes y muchas veces incomprensibles que nos muestra Jesús en el Evangelio de este domingo: las Bienaventuranzas. «Dichosos lo...

El proceso del helado...

    Quienes me conocen saben que me gusta hacer helado utilizando leche congelada. Este método permite que, al batirla, su volumen se duplique, resultando una textura cremosa y perfecta para mezclar con fruta y un toque de azúcar. No intento dar una receta de cocina, solo compartirles la analogía que se me vino a la mente cuando rezaba el Evangelio de este domingo. Perdonen si les parece un poco disparatado, pero así me pasa a veces: experiencias muy cotidianas me recuerdan alguna experiencia interior en la que Dios me habla. Más adelante les explicaré esta simple relación que espero les ayude. Este pasaje es una de mis citas favoritas: la pesca milagrosa, en la que Simón Pedro tuvo un encuentro con Jesús que marcó el resto de su vida. Pensemos en este pescador que era probablemente orgulloso, terco y rudo, el mismo que ha pasado una mala noche sin pescar nada. Algo con lo cual podemos identificarnos por habernos sentido así: experiencias de fracaso, desánimo, y frustración po...

Cuando alguien llega...

  Qué hermoso es esperar y recibir a alguien a quien queremos. Los días o las horas previas se llenan de ilusión, proyectando lo que podremos vivir, conversar o hacer juntos. A menudo, buscamos detalles y maneras de expresar nuestro afecto. Y al abrirle las puertas de nuestro hogar y reencontrarnos, nos invade una profunda alegría acompañada de una mezcla de sentimientos. Este domingo, durante la fiesta de la Presentación del Señor, se nos ofrece una valiosa oportunidad para profundizar en el misterio del encuentro con Dios encarnado que, convertido en un bebé recién nacido, fue PRESENTADO y llegó al templo y a nuestras vidas. Creo que la primera lectura pone en palabras del profeta una forma muy hermosa de graficarlo: “De repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando; y el mensajero de la alianza en quien os regocijáis. Mirad que está llegando, dice el Señor del universo. ¿Quién resistirá el día de su llegada? ¿Quién se mantendrá en pie ante su mirada? P...