Revolución

 

Existen momentos en nuestra vida que pueden entenderse como cambios profundos, significativos y radicales capaces de marcar un antes y un después. Y resulta que así es como se define la palabra revolución, que se refiere a acontecimientos o hitos que transforman diversos aspectos de la humanidad.

Y durante estos días de Semana Santa, al rezar y agradecer por el inmenso amor de Cristo, el Espíritu me dibujaba su venida y entrega como la mayor revolución, no solo la de hace más de 2000 años, sino también la que podemos experimentar tú y yo cada día en el camino.

Una revolución que nos lleva a la más importante certeza: la del amor de Aquel que hace nuevas todas las cosas. Revolución de la Resurrección de Aquel con quien nada es invencible, pues incluso la misma muerte ha sido vencida.

Y con esta alegría Pascual, les comparto esta sencilla oración que escribí a Jesús y que espero les ayude a agradecer tanto amor, tanto poder y tanta esperanza entregada y resucitada a cada uno.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

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Revolución,

un estallido de amor y una explosión de misericordia,

en la que no entiendo aún

cómo has cambiado mi vida

y la de todos.

 

Una revolución que empezó

desde antes del antes,

y hasta el para siempre.

 

Una revolución que se hace nueva en cada uno

tomando la forma, colores y las notas precisas,

para que quede anclada firmemente

en cada corazón sediento y cansado.

 

Una revolución que no puede ser abstracta,

ni teórica, ni diluida en el todo,

porque tiene un rostro, un cuerpo

y un alma humana en este mundo.

Porque se hizo tan concreto y real

que me mira, se queda presente 

y me habla a cada momento.

 

Revolución de un amor
que crece y transforma todo,
para remover toda herida y tristeza,
capaz de tocar el pecado más negro
y el sueño más triste
para volverlo más blanco que la nieve
y dejar el corazón en la paz

y calidez de una mañana de primavera.

 

Revolución de esperanza y gozo

porque venciste tu propia muerte

para despertarnos del sueño oscuro

para avivar los gozos pausados

para resolver todas mis dudas

para darme salidas a cualquier angustia.

 

Una revolución que se ha quedado aquí dentro

de tanto tocar a mi puerta

conquistando una vez más mi alma

para entrar por toda mi casa

pintando de blanco dulce

mis ventanas, mis cuadernos y mis cruces.

 

Una revolución que se hizo nueva alianza,

y un extraño negocio

porque yo te doy lo que Tú me regalaste

y Tú me das tu vida toda y resucitada.

 

Una revolución que cambió tu Cruz y la mía

en árbol de vida

en un jardín de esperanza

y en un descanso que arrulla y consuela.

 

Una revolución que ha cambiado

mi silencio de preguntas en un parlante 

de donde brota música y un anuncio constante

de tus mensajes de amor

y tus cantos de esperanza.

 

Una revolución que se llama Pascua

que crece cada año

y se escribe con la pluma de tu amor eterno.

 

Pascua que se escucha, se actualiza y se canta dulcemente

por toda mi casa.

AMEN