Tomar
decisiones conscientemente puede suscitar muchas emociones e inseguridades. Ya
sean sencillas o complejas, nos llevan a acciones que pueden definir nuestro
futuro, nuestras relaciones, cambios importantes o respuestas decisivas; porque todo
acto tiene consecuencias...
La pregunta tal vez es cómo tomar una buena decisión madura y sanamente para alcanzar ese bien que buscamos. Esas decisiones inminentes, necesarias, las que nos permitan vivir con dignidad, decisiones de amor por el bien de los nuestros, decisiones de salud, trabajo, económicas, de vivienda, morales o de cambio de vida. Muchos tipos y todas importantes que van trazando nuestro camino. Decisiones pequeñas o grandes que van acompañadas de esfuerzos, renuncias, alegrías o dolores. Las que van forjando nuestro camino, nuestra historia y nuestra felicidad.
Y creo que a veces tenemos claro lo que
necesitamos hacer, pero no nos decidimos porque sabemos lo difícil de las
consecuencias que conllevan o porque no nos sentimos capaces de lograrlo.
Hoy que es Domingo de Ramos, reflexionaba en esta experiencia que todos vivimos
al contemplar al Señor, quien vivió en este día talvez la decisión más difícil de
su vida: ir a Jerusalén, ir a morir por nosotros. Decidió no esconderse de
aquellos que le perseguían, ir por iniciativa propia al lugar donde lo culparían injustamente y donde
daría razón de su divinidad para ser condenado. Una decisión que refleja la
decisión que tuvo Dios por nosotros:
“…
a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al
contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho
semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre cualquiera, se humilló a
sí mismo, se rebajó hasta someterse hasta la muerte, y una muerte de cruz”. Filipenses
2, 6-9
Tomó
la decisión de ser consecuente con su naturaleza: el Amor. Tomó la decisión de poner
el amor por nosotros y el amor al Padre por encima de todo dolor, de todo
miedo, de toda humillación, de toda prueba y soledad. Tomó la decisión de optar
por tu salvación y la mía. Tomo la decisión de su plenitud al
optar por la nuestra. Optó por su mayor debilidad que somos tu y yo.
Y
hoy que iniciamos la Semana Santa, te aliento a ello: a tomar el modelo de
Cristo para tomar decisiones de cara a la vida verdadera, de cara a la verdad,
al amor, a la esperanza y la verdadera felicidad. Al igual que Él nos tocará
tomar la iniciativa sin dejarnos llevar, nos tocará seguir adelante a pesar de
los miedos o consejos que nos desanimen. Nos tocará tomarnos de su mano y
recibir su gracia para dar los pasos necesarios, pero con su luz por delante, esa que nos
irá confirmando el camino.
Que
esta Semana Santa repasemos nuestra vida, nuestro camino, nuestras opciones y
nuestro presente confirmando si vamos por el camino verdadero.
Que
esta Semana Santa sigamos a Jesús tal vez como:
Pedro
que, con amor y entusiasmo y bastante terquedad, supo abrirle el corazón para
decirle lo que piensa y lo que no entiende, y así recibir sus respuestas y perdón.
María
Magdalena, que supo recordar en todo momento el
perdón y misericordia de Cristo le ofreció, para saber ver con esos ojos
agradecidos a aquellos que se acercan a Jesús.
Juan
que, con confianza y amor supo mirar el camino de Jesús recostado en su pecho
para escuchar sus latidos y saber el ritmo que le toca vivir y poder así llegar
a poder estar de pie en la Cruz junto a su Madre.
El
buen ladrón, que, en el momento de su aterradora
agonía y dolor, pudo ver a Dios y pedirle perdón y acoger de sus labios la
salvación.
El
cireneo, que supo llevar la cruz de Cristo
junto a la suya.
Y
sobretodo como y con María, quien maduró su amor
maternal desde la Cruz del Hijo, desde ese dolor inenarrable que la hizo más
madre ya no solo de Cristo sino de todos nosotros. Una Madre de quien
aprendemos a amar y a sufrir, pero de quien podemos dejarnos llevar y acompañar
para que, de su mano, podamos ver con esperanza todas las promesas cumplidas.
La Madre que nos anima a tomar las verdaderas y buenas decisiones que su Hijo
nos muestra.
Que
sea una Semana Santa de libertad, para las decisiones de nuestro hoy sean
reflejo del amor recibido por Cristo y del amor que buscamos expresarle a Él y
con Él a toda la humanidad.
Que
tengan una bendecida Semana Santa
Muchísimas gracias querida hermana hermosa tu reflexión
ResponderEliminarNuestro Dios te siga Bendiciendo
Bendiciones, Jesús aumenta mi fe !...
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