“… los hombres más que en buenos y malos, listos y tontos, ricos y pobres, se dividen en generosos y egoístas, en hombres que tienen dentro de sí el centro de sí mismos y en hombres que tienen ese centro mucho más allá que ellos mismos. En definitiva: en hombres abiertos y cerrados”. Martín Descalzo, VIDA Y MISTERIO DE JESUS DE NAZARETH Muy interesante lo que afirma este autor… ¿Pues quién busca vivir en soledad, es decir “cerrado”? Creo que nadie. Con certeza, hay algo muy inscrito en nuestra humanidad: ese auténtico deseo de sabernos amados y amar a los demás. Son como dos caras de una misma moneda. Nadie puede ser feliz sin el AMOR AUTÉNTICO. Creo que por ello Dios nos regaló una familia y la experiencia tan hermosa de poder vivir la comunión y la amistad. Además de Dios, sólo otro ser humano puede reflejar y traducir lo que existe en nuestro interior. Sólo el espíritu humano puede comprender lo que otro goza o lo que padece...
Todos tenemos experiencias cotidianas que nos llenan de asombro y nos llevan a encontrarnos con la presencia de Dios en nuestra vida. Quiero compartirles mis propias experiencias sencillas y reales, que puedan animarles a descubrir las que están a su alrededor...