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Mostrando entradas de abril, 2022

No somos los mismos...

  Cuando nos encontramos con alguien que no vemos hace mucho tiempo, tenemos una sensación de gozo y de evocar los recuerdos. Pero a la vez, tenemos la certeza que hubo mucho recorrido y vivido, y que, en un sentido ya no somos los mismos. Hoy al rezar esta historia que siempre me mueve, y es una de mis favoritas, me quedó resonando en el corazón la experiencia que seguramente vivió Pedro luego reencontrarse con Él ya resucitado.  Esa tarde que se fue a pescar al mar de galilea, Pedro ya no era el mismo. Demasiadas cosas que cambiaron su existencia, demasiado amor y divinidad experimentada. Demasiado dolor que busca ser consolado. Su Señor muerto y ahora resucitado. Imposible seguir siendo el mismo... Y se va a pescar ya no solo o con su hermano Andrés. Esa tarde le siguen sus nuevos amigos, sus nuevos hermanos que también experimentan el misterio del Señor muerto y resucitado. Y sincerando nuestro corazón, creo que todos nosotros luego de habernos encontrado con Jesús, ...

Ver con tus ojos...

  Estaba en Misa, cuando me di cuenta que había una hoja de papel tirada en el suelo. Pensé ir a recogerla al terminar la Eucaristía para botarla, pero al ponerme de pie, noté que ya alguien la había recogido y dejado delante de mi banca. Pero ya no estaba por el lado del texto, sino por el otro, observando que en éste había la foto de una linda flor. Fui entonces a dejarla en otro lugar, y ya no en la basura. Este pequeño detalle me dejó pensando cómo muchas veces podemos aproximarnos a una realidad dependiendo de qué lado veamos las cosas. Esa hoja de papel estaba destinada a ser basura, pero al observar la realidad completa me llevó a comprender que tenía una riqueza distinta.   Creo de verdad, que algo así es lo que ocurre entre nuestra manera de mirar las cosas, y la forma como Dios se aproxima a nuestra realidad. La vista es un regalo hermoso que nos permite comprender todo misterio desde sus colores, sus formas, tamaños y proporciones. Regalo que nos lleva a poder hacer...

Prefiero la nuestra...

  Tuve el regalo de vivir distintas experiencias y encuentros muy hermosos con el Señor y con distintas personas a lo largo de estos días de Semana Santa. Y de una u otra manera, es como que me iba identificando con distintas personas y ocasiones que este misterio de amor entregado nos ofrece. Fue así que rezando y agradeciéndole a Jesús por haberme hablado de tantas maneras, me quedé pensando que no se trata de elegir o quedarme con uno de ellos, sino que nuestra vida tiene muchos aspectos y formas para poder estar más unidos a Él. Entonces le dije hoy al Jesús Resucitado Jesús, Si soy como uno de tus apóstoles que caminó contigo, que he sido llamada, fui testigo de tus milagros y tus entregas. Si soy yo uno de los apóstoles que recibió tu mirada atravesando y convirtiendo mi corazón. Si soy yo como uno de tus discípulos que te siguió por Galilea, Betania, pero también a Jerusalén. Soy entonces de las que tengo el privilegio de haber visto en primera fila conversio...

Salto al vacío...

  Viendo el otro día gente haciendo parapente, me vino hacer un paralelo con otras experiencias de la vida interior en las que se vive esa misma experiencia. Esa sensación tan fuerte de sentir que estás por caerte al vacío sin ninguna seguridad y siendo llevada por el viento. Pero sensación en la que cuando uno se deja llevar por el viento, en lugar de caer hacia abajo, es elevado y viene esa sensación de empezar a volar. Y creo que una de estas experiencias que se parecen a un gran salto al vacío como el parapente, es el arriesgarse y confiar en lo que Dios nos diga y nos pida vivir. Qué difícil es confiar, qué difícil soltar toda falsa seguridad para aferrarse a lo verdaderamente importante que nos da garantías de felicidad y plenitud. Pero si queremos confiar de verdad, creo que el primer paso es poder ser honestos con nosotros para reconocer que no es tan fácil. Creo que es muy sano y humano reconocer que en nuestro corazón existen muchos tipos de miedos, de dudas e incer...

Escribió sobre tierra...

  Si hay algo que me puede emocionar mucho, es la experiencia de asombro y gozo de un niño cuando aprende a leer y escribir. Es como si el universo le abriera las puertas. Y entonces, empiezan a sentirse más fuertes, seguros y como capaces de poder construir grandes historias y grandes encuentros. Uno de los métodos que más me gustan para ello, es cuando lo hacen escribiendo sobre la arena o la tierra. Que con sus pequeños dedos van marcando e interiorizando la letra y el sonido que escriben. Es unir sus sentidos para recibir el contenido de aquella letra incluida en esa palabra nueva y ese significado hermoso. Hoy, cuando meditaba en el Evangelio del domingo sobre la historia de la mujer sorprendida en adulterio, aunque parezca extraño, me vino esta experiencia de aprendizaje que les menciono. Quise darle hondas gracias a Jesús por su actitud. No sólo por protegerla de los juicios y humillaciones al decir: “aquel que nunca haya pecado que tire la primera piedra” . Sino que...