Cuando nos
encontramos con alguien que no vemos hace mucho tiempo, tenemos una sensación
de gozo y de evocar los recuerdos. Pero a la vez, tenemos la certeza que hubo mucho
recorrido y vivido, y que, en un sentido ya no somos los mismos.
Hoy al rezar esta
historia que siempre me mueve, y es una de mis favoritas, me quedó resonando en el
corazón la experiencia que seguramente vivió Pedro luego reencontrarse con Él ya resucitado.
Esa tarde que se fue a pescar al mar de galilea, Pedro ya no era el mismo. Demasiadas cosas que cambiaron su existencia, demasiado amor y divinidad experimentada. Demasiado dolor que busca ser consolado. Su Señor muerto y ahora resucitado. Imposible seguir siendo el mismo...
Y se va a pescar ya no solo o con su hermano Andrés.
Esa tarde le siguen sus nuevos amigos, sus nuevos hermanos que también experimentan el misterio del Señor muerto y resucitado.
Y sincerando nuestro corazón, creo que todos nosotros luego de habernos encontrado con Jesús,no somos los mismos . Luego de haber sido testigos de tantas muestras de su amor, su gran poder y misericordia en la historia de nuestras vidas, no podemos permanecer con la misma mirada, la misma meta, la misma forma de vivir y luchar.
Por eso hoy te hablo a ti, mi amigo Pedro. Y te pido me ayudes y nos ayudes a no dejar de mirarlo, de buscarlo y de sincerarnos mucho con Él como tú tuviste la libertad de hacerlo.
Ayúdanos a sabernos siempre trascendidos, comprendidos, perdonados y
amados profundamente por nuestro Señor.
Ayúdanos a saber reencontrarnos con Él una y otra vez. Y aunque Él sepa mejor que nosotros lo que vamos cambiando, pueda alegrarse al escuchar de nuestros labios el asombro y la dicha de cada día en este camino.
Por eso hoy te
digo Pedro:
No eres el mismo, el de la primera pesca
con tanto vivido, acogido y aprendido
con tantas caídas y torpezas
y todo, trascendido y perdonado por el
Maestro.
Cómo ser el mismo luego de ser testigo
de milagros, de llamadas y gratitudes
de tantos corazones sedientos y hambrientos
que fueron saciados
y aliviados por Él.
Cómo ser el mismo
con tantas imágenes imborrables en el corazón
esas de su muerte desgarradoramente injusta
las llenas de misterio y esperanza al verle
resucitado
y la de esa mirada puesta en ti,
esa tan honda que atravesó
todita tu alma, todita tu vida.
No eres el mismo torpe y terco
que dudó tanto en lanzar las redes esa
primera vez en Galilea
que no se dejó lavar los pies
y juró no negarle.
Quién podía ser el mismo
con tres años junto a Él de camino y vida
sin poder ya creerte experto
ni de la pesca, ni de la vida
solo tener esa certeza:
de
su Vida en la tuya.
Y luego de su
muerte y de verle resucitado
esa tarde sales a
pescar
¿para ventilarte un
poco?
¿para rezarle y
buscarle?
Sales porque
intuyes ahora
que Él estará por
todas partes.
Porque quiere encontrarte así
en el mar cotidiano y la playa de tu historia
quiere verte
rodeado de tus buenos amigos
con quienes
construiste esta bendita amistad
en torno al amor y
certeza del mejor Amigo.
Hoy no cuestionas
lo ilógico
de echar redes al
otro lado
de cambiar de rumbo
y de formas.
Ya aprendiste la
lección
de agachar la
cabeza
para confiar en los
tuyos
y en todas sus promesas.
Hoy Él te busca y te espera
muy sereno y abierto
para animar tu alma
para alegrar tu
corazón
y reafirmar tu
misión.
Hoy quiere escuchar
de tus labios y corazón
lo poco que le amas
y lo mucho que le quieres
lo poco que le
entiendes, y lo mucho que le anhelas
lo poco que confías
y lo mucho que le buscas.
Hoy mi amigo Pedro
quiero también tirar mis
redes
mis confianzas y
mis planes
donde el Señor me
pida.
Y si paso noches
sin pesca,
que tu historia me
recuerde
que está aquí junto
a mí, que no se ha ido
que está resucitado
y glorioso
para darme esos
peces, esos panes,
esa vida plena que
tanto anhelo
Tu historia querido
amigo me recuerda
que nuestro Señor bendito
siempre lo da todo
que me espera en
esa calidez
de las brasas
ardiendo
del Pan del amor en
su punto
para agregar mis
peces y mis esfuerzos
a esta cena del
encuentro
para que su fuego
vivo permita
que todo arda y
cante
la esperanza de la
vida plena y del amor eterno.
Jn 21, 1-19
Me encantó. Muchas gracias!
ResponderEliminarTodas tus reflexiones calan hondo en mi pero esta de forma especial. Gracias!
ResponderEliminarQue aprendamos a pescar, con fe como Pedro, con amor, mucho amor.
ResponderEliminarQuerida Magali, buenas noches.
ResponderEliminarEn la bella reflexión de esta semana vemos a Pedro (apóstol), junto a algunos discípulos de Jesús y algunos nuevos hermanos, que han experimentado la muerte y resurrección del Señor, que han salido a pescar y no han logrado obtener una buena pesca, cansados regresan y al estar de regreso, divisan la figura de un hombre que les dice, echen las redes a la derecha de la barca, ellos lo hacen y al rato sacan las redes cargadas de peces, en ese momento, descubren que Ël que está en la orilla, es el Señor Jesús, qué habrán sentido en sus corazones al ver a Jesús, que los está esperando para cenar juntos? probablemente una alegría indescriptible y una emoción incomparable.
Luego Jesús le preguntará a Pedro hasta tres veces si lo ama?
Pedro le responderá a Jesús afirmativamente y la tercera vez que Jesús le hace la misma pregunta,
Pedro le responde Si Señor, Tú sabes que te amo, Tú lo sabes todo, a cada pregunta, Jesús le dice por tres veces "apacienta a mis ovejas"
Lo más probable es que la vida de cada uno de ellos, nunca volvió a ser la misma, nunca tuvieron la misma forma de pensar, ni de sentir, por que llevaron a Jesús en su mente, en el alma y en su corazón.
Como lo dices en tu reflexión querida Magali, ayúdanos a saber reencontrarnos con Ël, una y otra vez y aunque Ël sepa mejor que nosotros lo que vamos cambiando, pueda alegrarse al escuchar de nuestros labios el asombro y la dicha de cada día en este camino.
Gracias querida Magali por esta bella reflexión.
Dios te bendiga y te ilumine siempre.
Elvira Orellana.