No sé si a ustedes les ha
pasado alguna vez, pero últimamente he tenido como cierto prejuicio al tema de
lo legal. Tal vez es un tema tan maltratado y mal utilizado, que suena a engaño
o estafa. O tal vez por esa sensación de que al cumplir la ley, uno puede
quedarse con la actitud mediocre de sólo haberla cumplido, sin ir más
allá…
Pero sea como sea, sabemos bien que las leyes son necesaria y ayudan mucho a dar orden y a poder hacer
justicia en nuestro ambiente.
Y hoy, leyendo particularmente
la 2da lectura de este domingo, traté de pensar y buscar su significado:
· Ley= regla o norma establecida por una autoridad
superior, para regular algún aspecto de las relaciones sociales.
· Ley= aquello que está establecido para mandar o prohibir
algo en consonancia con la justicia.
Dos definiciones que me gustaron. Ambas buscan el bien de las relaciones sociales y vivir justamente.
Definiciones
que nos llevan a pensar que la ley busca el bien, busca la paz, busca mejorar y
madurar las relaciones entre las personas, busca la armonía, el orden y la
prosperidad. Y es la que puede salir al encuentro cuando algo no queda claro…
La ley es sana, es necesaria
y ayuda a saber priorizar diversas circunstancias y acciones de
nuestra vida. Leyes dadas por una autoridad, a quien creerle.
Hoy busco escuchar la ley del
mismo Dios… El dueño de toda ley y de toda verdad...
San Pablo en la 2da lectura
de este domingo nos dice que:
“El amor es la
plenitud de la ley” Rm. 13,10
Me puse a pensar entonces, que,
si cumplir la ley es algo bueno porque nos ayuda a propiciar el bien en la
sociedad, si cumplir la ley alivia las conciencias y nos lleva a caminar por
las rutas sanas, si nos puede ayudar a ser mejores personas, si cumplir la ley nos traza
una senda para el buen camino…
¿Cómo es vivir no según las leyes humanas,
sino según el amor?
Eso es lo que hoy nos recuerda Dios. Que el amor a los demás
es algo que va más allá de la ley. No basta con cumplir una orden, no es solamente
hacer o dejar de hacer lo que se nos dice.
El amor a los demás va más
allá…
Más allá del dar, porque es
darme a mí mismo
Más allá del mirar al otro,
porque es ver el corazón y la historia de un hermano
Más allá del ayudar con
cortesía, porque es el servir con amor y generosidad
Más allá del dar con justicia,
porque es entregar sin esperar nada a cambio
Más allá del cumplir para ver
buenos resultados, porque es el esperar la felicidad de un ser humano
Más allá de dar lo justamente
calculado, porque es el entregarnos con toda el alma
Más allá de devolver lo que
me dieron, porque es ofrecerle lo que necesita y sueña
El que ama, siempre
experimentará vida al perder de lo suyo
El que ama, siempre
experimentará gozo al servir con alegría y sin reserva
El que ama, podrá dejar sus
bolsillos o su reloj vacío, pero llenará de esperanza y gratitud cada segundo
gastado y vivido por su amigo
El que ama, sabrá lo que es
recibir cuando se da a manos llenas
…lo que es descansar al
entregarse
…lo que es desahogarse al escuchar
…lo que es sentirse consolado
al consolar.
El que ama es feliz
Y el que ama desde el amor
recibido por Dios lo es más aún…
Y creo que sólo así, tendremos también el valor
para acoger el consejo que nos hace Jesús en el Evangelio. El de corregir a
aquellas personas que amamos, porque si los queremos felices, también estamos
llamados a decirles la verdad, aunque les duela y cueste. El que ama dice la
verdad:
“Si tu hermano llega a pecar,
vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu
hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto
quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos,
díselo a la comunidad”. Mt 18, 15-17
Amemos con toda el alma y con
todas las fuerzas a nuestros hermanos. Sólo así haremos de nuestro
mundo uno lleno de amor y plenitud. Haremos algo que es más fuerte que el mundo hecho sólo por leyes y cumplimientos….
Que esta semana podamos sincerar el corazón y reflexionar cómo estamos amando a los nuestros. Qué actitudes, qué hacemos o dejamos de hacer por cada uno de ellos.
Amar es de valientes... el amor es todo lo contrario a la mediocridad y al mero cumplimiento.... No lo olvidemos...
Les comparto una oración que
me encanta de Santa Teresa de Calcuta:
Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que
necesite comida;
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite
calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada,
déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún
necesitado.
Cuando no tenga tiempo,
dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación,
dame ocasión para elogiar a alguien;
Cuando esté desanimado,
dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me
comprendan,
dame alguien que
necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí,
dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo,
vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros
hermanos;
Dales, a través de nuestras manos,
no sólo el pan de cada día,
también nuestro amor misericordioso, imagen del
tuyo.
Amén
Toda nuestra perfección consiste en amar a nuestro AMABILÍSIMO DIOS .LA CARIDAD ES EL VINCULO DE LA PERFECCIÓN.PERO TODA LA PERFECCIÓN DEL AMOR DE DIOS ESTRIBA EN LA UNIÓN DE NUESTRA VOLUNTAD CON LA SUYA…POR ESTA CAUSA CUANTO MÁS UNIDO ESTÉ EL HOMBRE CON LA VOLUNTAD DIVINA,TANTO MAYOR SERA SU AMOR…Felicitaciones por vuestro artículo
ResponderEliminarGracias Magali,preciosa Reflexión!!!
ResponderEliminar