Te invito a hacer un
ejercicio:
Piensa en algún momento de tu
vida que marcó un antes y un después. Esos momentos que te definieron, luego de
los cuales ya no fuiste el mismo.
Momentos como el día que diste
a luz y empezaste a ser madre para toda tu vida, el día que perdiste a esa
persona que tanto amas con un dolor que llenó de misterio tu vida, esa promesa
para toda la vida luego de la cual has puesto todos los medios para cumplirla, esa
vez que salvaste tu vida de milagro asumiendo que sigues en este mundo por
alguna razón, ese sueño y proyecto que pudiste conseguir y te hace tan feliz.
Esas experiencias que de una u otra manera han marcado tu forma de vivir, las
opciones que tomas, la forma de priorizar el tiempo, esos sí o no que van en
función de aquello tan importante ….
El Evangelio de este domingo
es rico y tiene muchas cosas por preguntarnos y valorar. Pero no sé por qué
Dios me invitó a quedarme sencillamente en la primera línea:
“Desde entonces comenzó
Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir
mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser
matado y resucitar al tercer día”. Mt 16,21-27
Y simplemente le pregunté por
esa primera frase: ¿A qué te refieres con “desde entonces”?
Eso habla que hubo un antes y
un después. Hubo algo por lo cual empezó a decirles por primera vez que iba a
Jerusalén (donde le perseguían), que sufriría, moriría y resucitaría. Antes no,
ahora sí…. Algo importante tuvo que pasar en sus vidas para que Jesús tomara la
decisión de empezar a anunciarles esto tan difícil de aceptar….
Y si recordamos el Evangelio
del domingo pasado, fue el de la pregunta “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”
Momento clave en el cual Pedro reconoció que Jesús no era solo su Maestro y su
Amigo, era Dios y era su Mesías, su Salvador. Momento en el que Pedro reconoció
el lugar que Dios tenía en su vida, y en el que Jesús le explicitó quién era
Pedro y cuál sería su misión.
¿Acaso Pedro podría ser el
mismo luego? ¿Acaso sus apóstoles podrían asumir que no había pasado nada?
¿Acaso los encuentros, los llamados, la transfiguración, las parábolas y
enseñanzas no habían calado ya hasta lo más hondo del corazón como para reconocer
oficial y abiertamente que Jesús era la referencia y la medida de sus vidas?
¿No experimentarían luego de
ese diálogo que la vida de antes era diferente a esta vida luego de reconocerlo
como su Mesías? Creo que sus espíritus se habían fortalecido, y ya empezaron a
caminar junto a Él de otro modo.
Sólo entonces, cuando algo
fuerte, vivo, hondo y eterno clavado en el alma se hace consciente, podemos ser
capaces y estar dispuestos a asumir lo que venga. Luego de un misterio tan
fuerte como ese, la vida se entiende de otra forma y las decisiones que se
toman también.
Jesús vio entonces que sus
vidas y corazones ya estaban preparados para otra etapa de este misterio de la salvación.
Entendió que podrían amar no sólo en lo bueno, sino también en lo adverso y lo
difícil. Porque el verdadero amor esta dispuesto a sufrir. Porque el que ama
sufre, y el que sufre ama…
Etapa en la cual podemos
vivir crisis, miedo o caídas como el mismo Pedro nos lo refleja al decirle que
eso no debía pasar, y en el que Jesús le dice que no está pensando desde Dios
sino desde el miedo…
Hoy le he pedido a Jesús que
me de la gracia de poder acoger madura, generosa y hondamente todo su
misterio y todo mi misterio. Que quiero tener la fortaleza de amarle con
esa disposición de querer asumir lo que venga, poder perder y entregar lo que
sea necesario, vivir lo que me pida y cumplir lo que me encargue. Amar con esa certeza
y esa claridad de que Él es el centro de mi vida y desde Él se toma toda
decisión y camino. Desde Él todo se mira de otra manera.
Hoy te invito a revisar tu
camino, y preguntarte con sinceridad si tu vida tiene como brújula el verdadero
amor; no el sencillo y cómodo. Amor del bueno, que no tiene miedo de tener
miedo, que no retrocede cuando toque renunciar e incomodarse, que esté
dispuesto a pasar momentos difíciles para vivir en armonía y coherencia con lo
realmente valioso e importante.
Jesús, ayúdanos a tener un
corazón más maduro y lleno de amor para que viendo nuestra vida puedas pensar “¡Ah!
Magali ya tiene listo el alma y corazón para pasar por esta prueba y mostrarme
su amor!” pero en el que también sé que dirá: “Pero yo le daré la fuerza que
necesita. Ese amor le hará más feliz, porque con ese amor verdadero podrá gozar
de la vida eterna aquí en la tierra…”
Qué eso tan divinamente fuerte
que hace sonar al trueno como
canción de cuna
que hace sentir al terremoto
como baile encantado
que hace vivir los golpes
como el abrazo de un hermano
que hace experimentar el
dolor más agudo como bálsamo de gracia.
Qué es eso tan divinamente
fuerte
que no consiste en evasiones
e ingenuidades
que no son masoquismos o fantasías.
Eso tan divinamente fuerte
que empezó el día en el que
te encontré muy adentro y en el centro
que empezó el día que te di
el timón de mi barca
que empezó el día que te di
mis ojos y mis oídos
que empezó el día que cambié
la calma por el amor eterno
que empezó el día que atravesaste
mi vida con tu amor y tu amorosa mirada
el día que marcaste mi alma al
entender cuánto me amaste, cuánto me amas
y me seguirás amando…
Mt 16,21-27
DIOS ES EL VERDADERO AMOR EN CUALQUIER SIRCUNSTANCIA BUENA Y MALA EL VERDAERO AMOR HACIA DIOS LO CUBRE TODOS SU AMOR ES INCONPARABLE
ResponderEliminarGracias,Magali x la Reflexión.
ResponderEliminarQué hermoso poema ¿lo escribiste tú? Me ha calado el alma. Gracias Maga por tus reflexiones :)
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