Ir al contenido principal

Perdonar...

 



Éste es un tema que siempre ha sido difícil de abordar y comprender. Querer perdonar, querer hacerlo de corazón y reconocer que humanamente es muy difícil.

Y como este domingo Jesús nos habla del “perdonar 70 veces 7”, se me ocurrió compartir con ustedes algunas ideas cortas e importantes que Jesús nos enseña, para poder experimentar esta importante realidad en nuestras vidas.

Esta realidad que va de ida y venida: perdonar y poder recibir el perdón…

En primer lugar, hemos de reconocer que hay diversas visiones incompletas sobre lo que es el perdón auténtico. Por lo cual hemos de comprender que:

·         Es más que aceptar lo que sucedió. Eso es un primer paso importante, pero que se queda corto.

·         Es más que suprimir nuestro enojo, pues un perdón auténtico sí reconoce la molestia, y busca cambiar ese dolor.

·         Es más que el no guardar resentimiento.  Mas bien, es llegar en algún momento de la vida  desearle el bien al ofensor.

·         Es más que hacerlo para sentirnos bien. Es verdad que perdonar aumentará la salud emocional y el bienestar del perdonador, pero no es por eso que lo hacemos…

·         No es excusar al agresor. Implica más bien admitir que lo que sucedió estuvo mal, y que no debería repetirse. Implica más bien llamar las cosas por su nombre.

·         Tampoco es olvidar los malos recuerdos. El perdón no produce amnesia. Pero si perdonamos, cambiará el modo en que recordemos el pasado.

·         Tampoco es decir simplemente “te perdono”, porque lo que menos importa es la imagen o el cumplimiento… Es algo que necesita brotar del fondo del corazón.

Y es que el perdón ante todo es una necesidad que tiene todo ser humano:

 

  • Sentirnos perdonados por Dios. Pues cuando reconocemos nuestras caídas, vemos lo frágiles que somos.      Reconocemos entonces el gran amor de Dios por nosotros que todo perdona.
  • Poder perdonarnos a nosotros mismos, reconociendo que muchas veces es más difícil hacerlo con nosotros que con los demás. Cuántas veces podremos creer en el perdón de Dios y en el de los demás, pero puede costarnos mucho el perdonarnos a nosotros mismos…
  • Y experimentar ese perdón de los demás y a los demás, ese que nos libera y nos permite vivir el reencuentro…. Vivir ese amor que se actualiza y renueva el caminar con los nuestros.

 



¿Y entonces qué implica?

·         Renunciar a los reclamos y resentimientos para poder perdonar. Dejar de guardar amarguras.

·         Renunciar a la venganza y castigo, para buscar el bien de todos , también el de esa persona...

·         Responder con benevolencia al agresor, es decir, mirar al otro y a uno mismo con compasión y generosidad. Responder al mal con el bien.

 

Y claro, uno entonces dice: “…ésto es demasiado difícil. La letra es capaz de aguantar todo, pero la realidad, la vida y lo experimentado es difícil de curar”.

 

Pero entonces vale la pena tomar conciencia de Aquel que lo vivió primero, de ese amor incondicional de Dios. Mirar a Aquel que lo ha dado todo, hasta la vida, para perdonarnos.

Y vale la pena creer con paz y tranquilidad que Jesús nos ofrece algo fundamental sin lo cual no podríamos perdonar:

EL PERDÓN ES UNA GRACIA DE DIOS. 

ES ALGO QUE SÍ SE PUEDE VIVIR, CUANDO DEJAMOS QUE LA FUERZA DEL AMOR DE DIOS ACTÚE EN NOSOTROS…

 

El perdón es un don. Es un verdadero misterio humano unido a la misteriosa fuerza del amor de Dios…

Dios que ama sin límites y se entrega sin medida ni reservas, tiene una gran debilidad:   tú y yo.

 

“Te compadeces de todos porque todo lo puedes y disimulas los pecados de los hombres para que se arrepientan. Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, pues, si algo odiases, no lo habrías hecho. Y ¿cómo habría permanecido algo si no hubieses querido?"(Sab 11,23–26).

 

Perdonar es estar ante un acto sobrenatural realizado por un ser natural: Un acto divino que se obra en estos corazones humanos tan débiles y frágiles como los nuestros.

Pues sólo el que se reconoce débil, sabe que necesita del perdón y de la ayuda de Dios para poder perdonar así como ha sido perdonado…

Habrá mucho que perdonar, y habrá mucho por ser perdonado. 

Pero nunca olvidemos que Dios nos perdonará no solo 70 veces 7, que significa siempre. Dios nos perdonará hasta la eternidad y con toda su divinidad.

 

Qué verdaderas y conmovedoras son las palabras escritas por Santa Teresa del Niño Jesús durante su última enfermedad:

 “Sí, lo siento: aunque me pesasen sobre la conciencia todos los pecados que puedan cometerse, me echaría igualmente en los brazos de Jesús, con el corazón destrozado por el arrepentimiento, porque sé lo mucho que Él ama al hijo pródigo que vuelve a Él”.

 

Que esta semana podamos darle gracias a Dios por tanto amor, por tanto, perdón. 

Démosle gracias, porque nos regala esta gracia de poder experimentar en nuestras vidas el perdón a los demás y a nosotros mismos.

 

Mt 18,21-35

______




Quise dejarles algo que leí hace poco  que deja pensando cómo es el amor de Jesús, y de lo que ha sido capaz por perdonarnos…

El fotógrafo italiano Secondo Pia en 1898 mostró por primera vez el negativo de la sábana santa, qué se reflejaba del Hombre que había sido envuelto allí.

Se vio, entre muchas cosas, que este hombre tenía muchos golpes en la frente y coágulos por varios lados, así como cerca de 50 orificios fruto de una corona de espinas; el ojo derecho estaba cerrado por un golpe y el cartílago derecho de la nariz quebrado, así como el pómulo del lado izquierdo abierto; había recibido más de 100 latigazos, clavado en una cruz de cerca de 57kg con clavos de construcción de 18cm. Este hombre tuvo en total más de mil heridas en todo el cuerpo, pero lo más impresionante se dio cuando desde la lectura de los Evangelios se vio que fue vendido por uno de sus amigos cercanos, negado tres veces por otro, abandonado por la mayoría y asesinado injustamente.

 

Todo ello no pasaría de ser un horror, si es que no nos topamos con algo más inaudito, que los Evangelios nos traen: una frase en el momento de su muerte. Cuando Jesús decía: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”» Lc 23, 33-34.

 

Humanamente ¿Cómo es posible entender que uno tan malévola e injustamente traicionado, golpeado y asesinado pueda perdonar y hasta buscar justificar a sus agresores? ¿Es acaso posible?

San Pablo ya nos dirá que “la cruz es una necedad y una locura humana”, pues no entra en la lógica del hombre ni de la justicia.

 

 


Comentarios

  1. Gracias Magali,x esta reflexión sobre el perdón!!

    ResponderEliminar
  2. Magali gracias por esta hermosa reflexión sobre el perdón. Efectivamente el perdón es un regalo , es un don de Dios. Si supiéramos realmente verlo así, comprenderíamos la hermosura del bien que nos hace a quienes lo experimentamos cuando tenemos que perdonar. Seamos misericordiosos como Dios lo es con nosotros y sentiremos en nosotros su bondad y su paz. Gracias.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario