Me encanta la historia de San
Wenceslao. Un rey que amaba mucho a su pueblo y sufría al verlos pasar
necesidad. Cuentan que un día de crudo invierno quiso cruzar el pueblo a pesar
de la nieve y distancia para llevar alimento y ropa a un hombre que pudo ver desde
su palacio. Y decidió hacerlo descalzo.
Pidió la compañía de un hombre de su corte, quien,
abrigado y con un buen calzado, empezó a caminar junto a él con temor al frío. El
buen rey viendo cuánto le costaba, le dijo que camine detrás de él para pisar
sobre las huellas que iba marcando. Y ocurrió un milagro, pues cada huella de
su rey descalzo, estaba caliente y abrigaba su caminar.
Y
este domingo que celebramos la solemnidad de Cristo Rey, me vino el recuerdo de
esta bella historia. Jesús es el verdadero Rey del universo y de nuestra
vida, quien nos ama más que cualquiera.
Es
un día para dar gracias por tener como Rey a Cristo, quien por buscarnos viajó
tanto, trascendiendo el tiempo y las distancias incomprensibles para estar con nosotros dándolo todo, hasta su propia vida, por rescatarnos y sacarnos de la
frialdad de la muerte y la destrucción. Dejó todo para instaurar el verdadero reino
del verdadero amor y la verdadera paz.
Un
Rey que como nos narra el Evangelio de hoy, entrega su amor y nos salva siendo
capaz de vivir el mismo suplicio de la Cruz. Que nos rescata con su perdón, como
hizo con este buen ladrón, a quien le prometió estar ese mismo día en el cielo.
Y eso es lo que hace con cada uno de nosotros…
Démosle
gracias por amarnos tanto y por darnos un reino de paz y felicidad. Un reino
donde se vive todo lo que anhela sinceramente nuestro corazón.
Un
Rey verdadero
que
no piensa en sí mismo,
porque
sólo arde por servir, por salvarnos,
y
buscar que todos gocemos y vivamos felices con Él.
Un
Rey que tiene por ley el amor
porque
Él mismo es Amor
y
que nos busca y camina
la
distancia y abismos necesarios
para
rescatarnos, para abrigarnos y alimentarnos.
Un
Rey que no busca ser servido, sino servir.
Quien
no solo abriga nuestros pasos
sino
que con su amor en la Cruz
deja
huellas de su propio dolor y sacrificio
para
que en esas horas y días
en
los que el corazón pase por crudos inviernos
tengamos
la certeza de que no estamos solos
pues
Él nos abraza con sus brazos extendidos
y con su cálido amor eterno
recordándonos
que Él paso primero por todo eso
para
quedarse con nosotros
y
quedarse para siempre.
Un
Rey enamorado de su pueblo
capaz
de todo y por todos,
que
teniendo no uno sino millones de ovejas perdidas
muere
y resucita por cada una.
Un
Rey que no deja de arder, vibrar y sanar
por
el cielo y la morada de cada uno
por
peregrinar en esta tierra a nuestro lado.
Que
nos regala su corona
para
heredar la dignidad de hijos
y
poder llegar a ser hermanos de todos.
Un
Rey que gobierna
con
su justicia, llamada misericordia
con
su fuerza imparable, llamada amor
con
el regalo de la compañía, que se llama fraternidad y amistad
con
una garantía, llamada esperanza
con
un hilo que nos sostiene, llamado fe
y
con esa protección tan indestructible, que es Espíritu.
Un
Rey que nos da, nos sirve y nos entrega absolutamente todo.
Y
entonces,
el
seguirle, el obedecerle y tenerle como Rey verdadero,
no
es obligación, sino simplemente la consecuencia humana y agradecida
de
un corazón convencido
que
sólo junto a nuestro Rey y caminando con Él
encontraremos
esa felicidad y paz que tanto anhelamos
y
que siguiendo sus cálidos y amorosos pasos
construiremos
el mundo que tanto anhelamos.
Lucas 23,35-43
Y
del amor del rey Wenceslao salió un bello villancico, encontré la letra en
inglés
Este es un resumen muy corto de su historia. Y él incluso fue mártir.
Y esta es una linda canción del amor de Jesús


Gracias Magaly es verdad Cristo Rey del Universo.
ResponderEliminarPrecioso lo que hoy nos has compartido. No conocía la historia del rey Wenceslao. Tus reflexiones. La historia y las canciones nos habla y recuerda del amor de Jesús. Gracias Ada Magali por compartir.
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