Tan de nuestro tiempo este tema. Parece una necesidad el planear la vida, las rutas y proyectos. Esa imperiosa necesidad de tener todo controlado porque no podemos fallar, porque tenemos miedo a equivocarnos o al fracaso. Es como si el triunfo de la vida dependiera del resultado de las obras… Algo tan metido en las venas de este mundo, que aunque no quisiéramos puede saltar temor y desconfianza cuando algo se escapó y no podremos medir las consecuencias. Y justo este domingo en que celebramos la Sagrada Familia y en esta octava de Navidad, al rezar el Evangelio que relata la historia de Jesús perdido y hallado en el templo, me vino este defecto de nuestro mundo. Y bueno, en este caso no es “cualquier cosa” lo que se salió de control: se les perdió un hijo por 3 días, y encima se les perdió Jesús… Una preocupación y miedo tan pero tan válido para María y José. Pensar que a su hijo, el Salvador, podría pasarle algo… 3 días de preocupación, de angustia. En los qu...
Todos tenemos experiencias cotidianas que nos llenan de asombro y nos llevan a encontrarnos con la presencia de Dios en nuestra vida. Quiero compartirles mis propias experiencias sencillas y reales, que puedan animarles a descubrir las que están a su alrededor...